Nicaragua tiene un restaurante en el que no se dice ni una sola palabra para pedir una orden.
El restautante incluyente en el Pacífico de Nicaragua, está ubicado a escasos kilómetros de la bahía de San Juan del Sur.
Nicaragua tiene un restaurante en el que no se dice ni una sola palabra para pedir una orden. Su nombre es Nicafé y está ubicado a escasos kilómetros de la bahía de San Juan del Sur, en el océano Pacífico, la más visitada por turistas extranjeros.
Un cartel que sobresale en la entrada del restaurante, que abrió sus puertas hace dos años, explica a los clientes su concepto: "Somos sordos, hablaremos en señas".
La mayoría de sus colaboradores tienen discapacidad auditiva, por lo que usan sus manos para poder comunicarse con los visitantes. "Manos que hablan", es el lema de este local.
Un mesero con discapacidad auditiva le da la bienvenida al cliente con señas y lo invita a sentarse en una de las mesas, donde después le llevará el menú.
Atendidos por sordos
El local, un poco rústico, con juegos de mesa y muchas plantas naturales, ofrece una variada oferta gastronómica que está plasmada en el menú, que muestra parte del abecedario del lenguaje de señas.
Los meseros ponen, además, a disposición del cliente un marcador acrílico para que puedan encerrar en un círculo el nombre del platillo y la bebida que deseen.
A la vez entregan una tarjeta con preguntas frecuentes que suelen hacerse en restaurantes, las que uno marca siempre con el plumón.
El emprendimiento es uno de los dos únicos restaurantes atendidos por sordos en el país centroamericano.
Buscando empoderar a personas con discapacidad auditiva
Kathleen Brugger, originaria de Carolina del Norte, Estados Unidos, y presidente de la junta directiva del proyecto Nicafé, explicó a EFE que abrieron el negocio con el objetivo de ayudar a las personas con capacidades diferentes y empoderarlas.
Brugger dijo que el restaurante incluyente ha tenido acogida entre los nicaragüenses y extranjeros, quienes los felicitan por dar oportunidades laborales a las personas con algún tipo de discapacidad.
Una de las metas de Nicafé es que sus colaboradores sordos puedan salir y trabajar en otros restaurantes "porque son capaces", añadió Brugger, una de las 8 personas que impulsan el proyecto.
En el negocio, donde se sirve desde gallo pinto (arroz mezclado con fríjoles) hasta ensaladas de frutas de la temporada o de vegetales, así como batidos y cafés, trabajan 8 personas entre los 20 y 35 años de edad, de las cuales 6 tienen discapacidad auditiva.
Entre ellos se encuentra el camarero nicaragüense Bladimir Avendaño, un joven sordo que tiene casi dos años colaborando en el restaurante y es quien se acerca a los clientes, los saluda y les entrega la carta.
Avendaño es el único de sus hermanos que nació sordo, sin embargo su discapacidad no es un obstáculo para trabajar en el restaurante, dijo a EFE, con ayuda del intérprete, el jefe de cocina, Edwin Lacayo.
Avendaño, a través de lenguajes de señas, destacó que gracias a esa oportunidad de trabajar ha podido ayudar económicamente a su familia, especialmente a su madre.
También un vivero
A parte del restaurante, la oferta de Nicafé incluye un vivero en el que se ofrecen variedades de plantas frutales y ornamentales, entre otras, que también es atendido por sordos.
Randall Martínez, uno de los colaboradores que atiende el vivero, coincidió con Avendaño sobre lo complicado que es encontrar trabajo formal teniendo discapacidad auditiva.
También se mostró muy agradecido por la oportunidad de trabajar en el vivero y dar la bienvenida a los clientes.
Según datos del programa gubernamental Todos con Voz, en Nicaragua existen unas 16.000 personas con discapacidad auditiva.
La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 23 de septiembre como el Día Internacional de las Lenguas de Señas, con el fin de concienciar sobre la importancia de la lengua de señas para la plena realización de los derechos humanos de las personas sordas.