Seis agrupaciones danzarias fueron premiadas en el Teatro Nacional
La Asamblea Nacional, Academia Nicaragüense de la Danza y el TNRD destacaron la labor de los bailarines.
Resaltar las bondades del folclore nicaragüense, reproducirlo entre las nuevas generaciones y ponerlo en escena, es uno de los retos que las principales agrupaciones en Managua tienen.
Razón por la que autoridades de la Asamblea Nacional, Academia Nicaragüense de la Danza y del Teatro Nacional Rubén Darío destacaron la labor de seis ballets locales que han crecido en los últimos años, dejando en alto la idiosincrasia popular.
Se trata del Ballet Folclórico Edmundo Ortega, Ballet Folclórico Mestizaje, Ballet Folclórico Jilinjoche, Tlakahaltepelt Ballet Folclórico de Nicaragua, Ballet Folclórico Texolnahuatl y Ballet Folclórico Palacagüina.
Cada uno mostró sus principales coreografías que aluden a las diferentes regiones del país.
Un honor ser distinguido
Edmundo Ortega, director de la agrupación que lleva el mismo nombre, se mostró feliz de dicha distinción, ya que el reconocimiento lo anima a seguir creando.
"Feliz de lo que ha pasado porque hacer danzas nicaragüenses me hace sentir así", manifestó el docente, quien recordó a su vez a algunos docentes que le inculcaron ese amor por el folclore Nacional, entre ellas, la destacada maestra Irene López.
Para Maynor Rodríguez, director del Jilinjoche, es muy importante la investigación en cada puesta en escena, previo y durante.
"Hay que tocar el corazón y alma del ser nicaragüense y eso se logra cuando se investiga adecuadamente", expresó.
Los protagonistas
Y es que en el "corre corre" que existe previo a una gala artística de tal envergadura, y con la presencia de tantas agrupaciones, los organizadores dieron un espacio muy especial a bailarinas de la Academia Nicaragüense de la Danza que dirige el profesor Manuel Sánchez.
Fue así que conocimos a la señora María Eugenia Sánchez, quien es una entre varias mujeres que dieron todo en el escenario con coreografías como Alforja Campesina.
Tiene ocho años de haberse integrado al grupo y lo hace porque cada vez que escucha la marimba se emociona y ese solar siente que le da vida.
Explicó que en su juventud no tuvo la oportunidad de bailar en ninguna agrupación y es ahora en su adultez que disfruta de dicha emoción que se vive en una puesta en escena en el coloso nacional.
Asimismo, conocimos la historia de Liudmila Ramírez, quien junto a su hijo bailan en el Ballet Folclórico Palacagüina.
Llevan unos meses de hacerlo, pero la experiencia para ella de ejecutar una coreografía con su hijo mayor, es un recuerdo que está calando en ambos.
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