La magia del "coloso mayor" que inspira a los artistas nicaragüenses
Bailarines recuerdan su primera vez en el TNRD, que este 6 de diciembre cumple 55 años de haberse inaugurado.
Como un sueño hecho realidad y una magia que cambió sus vidas, así recuerdan los principales directores de las agrupaciones folclóricas nicaragüenses su primera vez bailando en la Sala Mayor del Teatro Nacional Rubén Darío en Managua.
Esta monumental edificación cumple este 6 de diciembre 55 años de haberse inaugurado y quienes reviven esa primera ocasión, les llena de emoción cada recuerdo.
Cabe mencionar que los esfuerzos de promoción para construir el Teatro Nacional Rubén Darío comenzaron en 1964, siendo en 1966 que se termina el diseño y en octubre de ese mismo año emprenden la obra a cargo de los arquitectos: José Terán y Eduardo Chamorro, muestra una placa conmemorativa al ingreso del Coloso.
William Herrera, director del Gran Ballet Quetzaltnahuatl y la Compañía Ballet de Nicaragua, hace memoria que la primera vez que ingresó al edificio sintió que estaba en otro país.
"Vine a ver una obra de arte que me cambió la vida. Me enamoré de la danza y desde entonces fue mi mayor inspiración y motivación al pensar que un día tendría mi propio grupo y nos presentaríamos justo en el escenario", manifestó Herrera.
Siendo ese el momento que marcó una pauta en su vida como artista y como creador cultural.
Un sueño hecho realidad
Con frecuencia las nuevas generaciones aman publicar en sus redes el anhelo de cumplir su sueño de bailar en la Sala Mayor, Fátima Ochoa, es directora del Ballet Folklórico Mestizaje, que recién cumplió 24 años, y su pensamiento no dista del de los jóvenes con quienes trabaja.
"Para mí fue un sueño hecho realidad. Con el tiempo uno miraba a la gente que se presentaba con sus grupos y entre ellas, la maestra Haydée Palacios (q.e.p.d), lo que lo animaba a uno a querer ser parte. Ese primer día sentí como si me hubiera ganado mi primer millón", asegura la artista, que actualmente trabaja con jóvenes y adolescentes en su agrupación.
Para el director de Tlakahaltepetl, Ballet Folklórico de Nicaragua, Jorge Mendoza, su primera vez dicho escenario fue hace 29 años y asegura que estar ahí lo es todo.
"Es una magia el poder ejecutar o bailar los sones de marimba, que es lo que a mí más me gusta", asegura el docente, cuya agrupación tiene 17 años de puesta en escena local.
En preparativos
Por su parte, el director del Teatro, el ministro Ramón Rodríguez, adelantó el pasado 11 de septiembre durante la Gala Cultural Centroamericana organizada por el Ministerio de Educación, que para enero 2025 se prevé un espectáculo del más alto nivel en homenaje al 55 aniversario.
Y durante las festividades del 54 aniversario, Rodríguez destacó cómo el Teatro se ha convertido en el principal espacio para la promoción de la cultura y los artistas del país.
Asimismo, en enero 2024 leyó que al año, el Teatro recibe unas 125 mil personas, de las cuales un treinta por ciento entra gratis a puestas en escenas como ballet, folclore de proyección, opera, recitales, exposiciones y más.
Sobre el diseño
Es importante saber que como parte de su diseño posee en el lado sur de la azotea una forma de cajón, que corresponde a los telones del escenario; hay cuatro pasillos abiertos por sus cuatro lados, flaqueados por 50 columnas de concreto, cubiertas de placas de mármol de carrera italiano, las cuales sostienen la azotea.
Dicho diseño se ha convertido en un ícono en la capital del país, ya que sobrevivió inclusive al terremoto del 23 de diciembre de 1972, con un mínimo estimado no superior al cinco porciento de afectación, debido a su sistema antisísmico.
Y es en ese lugar, que los artistas, siendo bailarines o directores de agrupaciones, experimentan las emociones a tope.
Juana Aguirre, director de la agrupación Ticuantenahuatl en la ciudad de Ticuantepe, recuerda que unos 25 años atrás recibió la invitación por parte del maestro Nelson Mena; para participar por un minuto en una coreografía del Gran Ballet Quetzaltnahuatl.
"Estaba muy nerviosa, era menos de un minuto de un mix que llevaba la Cumbia Chinandegana y El Viejo y la Vieja, pero fue maravilloso", afirma Aguirre.
Otra maestra cuyos relatos datan a sus primeras incursiones en el mundo de la danza es Ana Castillo, directora del Ballet Castillo, quien dice que lo logró tras una iniciativa de su maestra Anamalia Sierra.
"Pisar este escenario ha sido grande. Es una emoción que no tiene comparación", manifestó Castillo.
Y es que en la última década, los esfuerzos de las autoridades del país han logrado invertir en mejora del sistema acústico, remodelación, instalación para variación de la matriz energética.
Razón por la que dicha edificación sigue siendo para todo artista, sin distinción de edad, el máximo templo de la cultura nicaragüense.