Urge mecanización agrícola sostenible para generar mayor competitividad
Más de mil productores enfrentan el desafío de adaptar sus actividades agrícolas a los procesos de mecanización.
Uno de los principales desafíos que enfrentan más de mil pequeños productores nicaragüenses es adaptar a sus actividades agrícolas los procesos de mecanización, es decir, el uso de medios técnicos en todos sus niveles. Al menos así lo reconoce el agricultor Salvador Castillo.
“La mecanización agrícola disminuye costos al reducir la dependencia en la mano de obra, generando mayor competitividad al productor”, dice el cultivador.
Para lograr esto, se debe tener en cuenta, además del financiamiento, las condiciones del terreno para la maquinaria, la tecnología y el compromiso del productor en desarrollar procesos de mecanización sostenibles, asegura.
En septiembre de este año, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó sobre “la urgencia de mejorar la eficiencia, inclusión, resiliencia y sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios”.
Qu Dognyu, director de la FAO cree que “la mecanización puede ser una poderosa fuerza de cambio, pero solo si es ambientalmente sostenible y no deja a nadie atrás, especialmente a las mujeres y a los pequeños agricultores”.
¿Qué es la mecanización?
La FAO explica, que la mecanización sostenible es un medio para un fin. Los agricultores que tienen acceso a herramientas agrícolas mejoradas y tecnologías mecanizadas, pueden cambiar de una agricultura de subsistencia hacia una agricultura de mercado, haciendo el sector agrícola más atractivo a los jóvenes del medio rural.
Este proceso apoya el desarrollo de cadenas de suministro alimentarias a través de prácticas agrícolas mejoradas para aumentar la producción y mejorar la seguridad alimentaria.
Además, la mecanización ayuda a la siembra y plantación oportunas, control de malas hierbas, gestión integrada de plagas, aplicación precisa de fertilizantes, cosecha, preparación para el almacenamiento y operaciones para añadir valor a lo largo de la cadena de alimentación en términos de procesado en la granja, transporte o comercialización.