“Alitas del Rey”: La idea de negocio de dos jóvenes con auténtico sabor en Managua
Las adversidades por las que tuvieron que pasar muchos nicaragüenses en los últimos 4 años no detuvo a un par de hermanos para emprender.
En el año 2020, durante la llegada de la covid-19 a Nicaragua, dos hermanos con estudios universitarios del barrio 9 de junio se encontraban sin empleo, y ante la falta de oportunidades laborales en ese momento, decidieron emprender. Esta idea nació del mayor de los dos, quién, aunque no tenía muchos conocimientos culinarios, se aventuró a elaborar alitas.
“Cuando tomé la iniciativa de querer emprender me volví loco buscando la manera de como freír unas alitas, porque yo no sabía. Luego mi hermana me miraba y me decía: vos sos loco, si no sabes ni cocinar. Eso no me detuvo, y empecé; luego ella vio que le estaba echando ganas y comenzó a apoyarme en la parte de publicidad”, cuenta Luis Maldonado.
Esto los hizo conectar aún más como hermanos y el resto de su familia al ver el entusiasmo de ambos se unieron a este emprendimiento, en el caso de la mamá, atiende las llamadas y actualmente se encuentra encargada de la cocina, según afirman muchos, incluyendo a sus hijos, ella es la que ahora les da ese toquecito especial a los alimentos.
“Yo me asusté de verlos, nunca me imaginé que iban a hacer eso, la idea fue del mayor y luego lo siguió la menor, y yo dijem -estos chavalos se las saben todas, les voy a ayudar para que sigan adelante con su emprendimiento-”, explicó Amparo Maldonado, mamá de estos jóvenes emprendedores; quién entre risas nos contaba las veces que su hijo, al inicio cuando aún aprendía a cocinar las alitas las dejaba quemadas, otras las dejaba crudas y luego de tantos intentos, logró dejarlas en el punto perfecto.
“Alitas del Rey se diferencia de las demás por nuestras salsas y por los Chunks; estos son elaborados por mi mamá, y ella sabe cómo hacerlos”, comentó orgulloso Luis Maldonado.
El mayor de los dos hermanos, siempre había soñado con ser empresario, antes de las alitas, emprendió con cereales, y antes de eso con pitahayas, entre sus planes a futuro están contar con un local, ya que actualmente, sus productos son ofrecidos únicamente por deliverys.
“Yo creo que no hay que tener límites, realmente. Y tener una visión más allá, hasta donde pueda llegar; pero se necesita mucho sacrificio y disciplina. No hay que rendirse, las cosas son difíciles, pero nada es imposible” alegó el joven.
Es así como estos dos jóvenes, el mayor ingeniero industrial, y la menor diseñadora gráfica, se aventuraron con esta iniciativa, un sueño que, aunque aún no está completo, hoy ellos y su familia pueden ver cómo este proyecto nacido entre las adversidades poco a poco va reluciendo.