El taller Juguetes Castro utiliza la madera de aceituno por su secado fácil y rápido. /Salvador García

El taller Juguetes Castro utiliza la madera de aceituno por su secado fácil y rápido. /Salvador García

En Pacayita, Masaya, la madera cobra vida en hermosos y coloridos juguetes

Las manos laboriosas de 12 artesanos, herederos de una tradición familiar, están activadas para su faena diaria apenas salen los rayos del sol.


En la comunidad Pacayita, Masaya, hay un espacio, donde la madera cobra vida y se convierte en lindas piezas infantiles. Los trozos de madera, el sonido del martillo, el corte con las sierras y las coloridas pinturas, transportan a cualquier persona al mundo mágico de Pinocho y la famosa escena en la que Geppetto, el carpintero bonachón, da vida a este querido personaje.

En el taller Juguetes Castro, cuando los rayos del sol empiezan a salir, las manos laboriosas de 12 artesanos están activadas para su faena diaria, de la que resultan vistosos juguetes, cuyos estilos se asemejan a un carrito, camioncito, caballito o carretillas. Este grupo de personas son los herederos de una tradición familiar.

José Castro es el fundador de este reconocido taller, por circunstancias de la vida, el propietario, desde joven, se dedicó a la elaboración de artesanía a base de madera, cuenta Javier Alemán, trabajador del lugar.

Añade que para diseñar los diferentes trabajos, se utiliza madera de aceituno, por su secado fácil y rápido al aire libre.

Esta materia prima facilita el trabajo del artesano por su peso ligero y textura, además por lo rápido que absorbe los colores que utilizan para darle el toque característico al producto, como es el color rojo, amarillo y verde, resultando un color vivo y llamativo.

Trabajan por producción y encargos

Alemán destaca que, por ser trabajos propios y representativos de Masaya, los artesanos trabajan por producción, lo que equivale a jornadas laborales largas o cortas, en dependencia de la temporada y la demanda del producto.

Refiere que estos artículos mantienen su demanda durante todo el año, principalmente en el mercado Ernesto Fernández de Masaya, donde actualmente funciona la tienda Variedades Castro, que ofrece productos exclusivos del taller, en este se pueden hacer encargos al por mayor o al detalle.

El artesano calcula que semanalmente son entregadas unas 100 docenas de juguetes en todas sus presentaciones. Los costos varían, van desde 230 córdobas hasta 600.

Juguetes tradicionales de Masaya

Entre los artesanos con más experiencia en el taller, se destaca Luis García, que valiéndose de sus habilidades manuales ha diseñado miles de productos a base de madera, entre ellos los populares juguetes de Masaya.

“Todo trabajo tiene sus complicaciones, pero el buen juguetero se reconoce no por la cantidad que produzca, sino por la calidad del producto” reconoce.

La mayor recompensa que un artesano de juguete puede tener, es ver el rostro alegre de los niños que reciben un regalo producido con manos prodigiosas que, a través del amor, convierten en arte todo lo que tocan.

Para la elaboración de cada artículo de madera se requiere de un proceso que se divide en tres partes, el primero es el aserrado, luego el armado y posteriormente el corte y lijado.

¿Cómo hacer una palomita de madera?

García detalla que la elaboración de las palomitas de madera es más compleja que los demás artículos.

Primero se realiza la selección del tronco de madera de aceituno, tiene que ser específicamente ese tipo de madera, luego se obtiene el grosor adecuado de la tabla y se procede a dibujar en la tabla utilizando las plantillas correspondientes a las palomitas, para luego lijar las piezas obtenidas en los moldes, en la máquina lijadora.

Posteriormente, debe secar al sol los moldes que formarán la palomita de madera, después de este proceso se realiza la unión de las piezas, utilizando los clavos, martillo, grapas y el alambre galvanizado.

Las alas se unen con el retazo de cuero y se coloca un ala a cada lado, que es donde se colocarán dos varillas de alambre galvanizado que unirán las alas con las llantas, dándole movilidad.

Finalmente, se tiñe todo en amarillo utilizando anilina diluida en alcohol y se pone a secar bajo el sol.

Lo anterior supone un esfuerzo monumental que dice mucho sobre el trabajo que realizan nuestros artesanos, por eso durante una década, Taller de Juguetes Castro ha mantenido viva la tradición con un alto grado de sensibilidad y creatividad artística, con manos laboriosas, que caracterizan a los artesanos de Masaya.

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