Laura Vílchez

Laura Vílchez

El legado del bordado tradicional en Masaya

María Cristina Torres lleva más de 40 años dedicados a este arte, en el que combina colores y sentimientos.


María Cristina Torres Sunsin creció rodeada de agujas, hijos, telas, bastidores, entre muchas otras herramientas propias del arte del bordado. Actualmente tiene más de 40 años dedicándose a este oficio que le ha permitido cumplir metas y criar a sus tres hijos.

Para esta artesana, se trata de un arte al igual que la danza, la pintura, el teatro, porque “lo diseñás en tu cabeza y lo plasmas en una máquina”.

Asegura que se requiere mucha creatividad y técnicas como aprender a combinar los colores para plasmar sentimientos en cada trabajo.

“Yo pinto, pero pinto con mi aguja, con mis hilos y mi lienzo es el bastidor y la tela”, comenta.

Torres se encariñó del bordado cuando era una niña. Su mamá tenía un taller con aproximadamente 25 máquinas, ella veía el trabajo que las operarias realizaban y se enamoró.

En ese entonces, “se trabajaba mucho lo que era guayabera, lo que era ropa típica y mi mamá la vendía fuera del país”.

Sin embargo, este camino no ha sido fácil, comenta que antes el comercio era diferente, había más demanda y mejor calidad en la materia prima.

María Cristina lamenta que actualmente el bordado tradicional se vea sustituido por el computarizado, aunque no puede obviar que con este último se logra un trabajo nítido y limpio, en el artesanal se ve reflejado el esfuerzo y la habilidad de quienes se dedican a este arte.

“Nosotros ponemos nuestra tela en el bastidor, enhebramos la máquina, ponemos la tela, llenamos carretel y lo vamos manipulando que eso es lo que más se valora, el arte”.

Explica que su producto estrella son las banderas, ya sea de Nicaragua, institucionales o extranjeras y trabaja de acuerdo con el diseño que el cliente le solicite.

Esta emprendedora ha participado en múltiples concursos, entre ellos el Festival y Certamen de Cotonas, Batas y Trajes de Nuestro Folklore, donde logró el primer lugar con una de sus batas. Asimismo, ha trascendido fronteras y sus diseños han viajado hasta países como Estados Unidos y Suiza.

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