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Crítica a Obsesión: “Una cruel deslealtad que mata pasiones”


La nueva serie de Netflix “Obsesión” deja claro que sus protagonistas William y Anna son personas peligrosas, que anteponen sus decisiones a las posibles consecuencias que estas puedan traer consigo. No les importa arruinar sus vidas, siempre que puedan satisfacer sus necesidades.

También cambia el enfoque con el que se trata el sexo, apostando por escenas bastante explícitas y sucias, pero sin llegar al componente pornográfico que algunos espectadores buscarán.

En este sentido, me parece una serie más valiente que, por ejemplo, “50 sombras de Grey” y “365” (Aunque está peor que estas dos juntas). Una ficción que no se anda con recatos a la hora de mostrar la obsesión sexual de sus dos protagonistas, en todos los sentidos de la palabra (mentalmente perturbados de forma pareja y sin salvar uno al otro).

El componente dramático de “Obsesión” y las consecuencias de esta relación en toda una familia es parte importante del guion, el cual considero es lo único salvable de esta serie.

Evidentemente, William y Anna (protagonistas) están cometiendo actos deplorables que pueden dañar a sus seres queridos, por lo que sorprende ver cómo todo se va desquebrajando y teniendo una ruptura inevitable poco a poco, haciendo pedazos la estabilidad que William tenía y que nunca supo valorar.

Y es que cuando conocemos a Ingrid (la esposa de William), todo parece indicar que ambos forman parte de un matrimonio sin fisuras ni heridas, pero la llegada de Anna lo complica todo, hasta tal punto que comenzamos a mirar al personaje de William con asco y rechazo durante toda la serie.

Esta serie limitada y hasta mediocre en todos los aspectos visibles, está protagonizada por Richard Armitage (The stranger), Charlie Murphy (Peaky Blinders) e Indira Varma (Juego de Tronos) y retrata una típicamente trillada relación extramarital que un cirujano desarrolla sin pensarlo dos veces con la novia, a su vez prometida de su primogénito.

Sabe quién es desde el principio pero la serie pretende vendernos que la química es tan explosiva que no pueden contenerse (esto se llama instinto animal). Que un mínimo mensaje de texto será suficiente para provocar la lujuria más candente. No obstante, la cosa exaspera más de la cuenta y desde varios frentes, resaltando lo no muy buen amante del protagonista a todas luces visible y palpable, hasta el máximo cinismo de su protagonista femenina al convertirse en una conformista sexual.

Me llama potentemente la atención que lo curioso del asunto es que ninguno de los dos personajes protagónicos parece disfrutar de sus encuentros. Están siempre apesadumbrados, lanzándose al acto como si estuvieran llenos de rabia. No hay romance ni lujuria que explique la obsesión. Ni química, ni chiste, no motivación, ni medianamente buen gusto para nada y en nada.

Habiendo emitido mi criterio sobre esta serie, brindo el siguiente puntaje:

Dirección: Regular

Producción: Aceptable

Actuación: Muy mala

Guion: Lo único salvable de la serie

Ensamble actoral: Muy malo

Historia: Desgastada, mediocre

Puntaje Global: 4/10