EE.UU. libera 30 millones de barriles de crudo ante la crisis en Ucrania
El precio del petróleo intermedio de Texas (WTI), de referencia en Estados Unidos, se ha disparado más del 11% y superó los 106 dólares.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, autorizó este martes la liberación de 30 millones de barriles de crudo de sus reservas estratégicas para responder a la escalada de precios derivada de la guerra en Ucrania.
Los miembros de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) acordaron este martes poner 60 millones de barriles de crudo en el mercado y la mitad de ese paquete la forman los 30 millones anunciados por EE.UU.
En un comunicado, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, consideró que el anuncio de la AIE es un "ejemplo" del trabajo que los socios de Occidente han hecho para condenar la invasión "no provocada" e "injustificada" que el presidente ruso, Vladímir Putin, ha lanzado contra Ucrania.
"Estamos preparados para usar todas las herramientas a nuestra disposición para limitar la interrupción del suministro de energía global como resultado de las acciones del presidente Putin", avisó Psaki.
Las reservas estratégicas de EE.UU., localizadas en grandes cavernas subterráneas en el sur del país, son las mayores del mundo y rondan actualmente los 600 millones de barriles.
Esa reserva fue creada en 1975 después del embargo árabe de petróleo que elevó los precios y perjudicó la economía estadounidense.
Su objetivo es evitar futuras interrupciones en el suministro de crudo y servir como una "herramienta de política exterior", de acuerdo a la web del Departamento de Energía.
La guerra en Ucrania podría afectar a los precios en Estados Unidos, sumergido en una inflación no vista desde hace décadas, pero el mayor golpe lo podría sufrir la Unión Europea, que compra el 41 % de su gas natural de Rusia y depende también de ese país para el abastecimiento de crudo, según datos de Eurostat.
Solo este martes el precio de petróleo intermedio de Texas (WTI), de referencia en Estados Unidos, se ha disparado más del 11 % y superó los 106 dólares, lo que sitúa el barril cerca de máximos no vistos desde 2011.