El papa Francisco afirma: "el pueblo ucraniano está cada día en mi corazón"
El pontífice presidió la misa apenas dos semanas después de recibir el alta tras ser operado por una hernia en Roma.
El papa Francisco imploró hoy a los fieles que "no se cansen de rezar por la paz" y afirmó que el pueblo ucraniano está "cada día en su corazón".
"No nos cansemos de rezar por la paz, especialmente por el pueblo ucraniano, que está cada día en mi corazón", dijo el Pontífice al término del rezo del Ángelus, con motivo de la fiesta por el día de San Pedro y San Pablo.
El papa argentino también agradeció a los fieles de Brasil, Croacia, México, Nicaragua, Polonia, Italia y EE.UU. que se congregaron en la plaza de San Pedro para acompañar a los arzobispos nombrados este año, que hoy recibieron la bendición a los palios durante una misa celebrada en el interior de la Basílica.
La tradicional celebración por el día de San Pedro y San Pablo, fiesta local en Roma, ha coincidido con la presencia en Moscú del enviado especial por la paz en la guerra de Ucrania, Matteo Zuppi, quien se reunirá hoy con el patriarca ruso, Cirilo, avanzó la Iglesia Ortodoxa de Rusia.
En su homilía, Francisco invitó a "llevar al Señor Jesús a todas partes, con humildad y alegría: en nuestra ciudad de Roma, en nuestras familias, en las relaciones y en los barrios, en la sociedad civil, en la Iglesia, en la política, en el mundo entero, especialmente allí donde acechan la pobreza, la degradación y la marginación".
Entre los 5.000 asistentes -según el recuento de la Santa Sede- a la misa, estuvo una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, a quienes el Pontífice saludó al final de la homilía e invitó a "avanzar juntos" en fraternidad.
También acudieron una veintena de mujeres ucranianas, esposas de los embajadores de su país en diferentes misiones diplomáticas, que se reunieron con el Papa el día anterior.
Francisco presidió la misa apenas dos semanas después de recibir el alta tras ser operado por una hernia en Roma.
En la liturgia, como dicta la tradición, el papa bendijo frente a la tumba de San Pedro los palios que llevarán los nuevos obispos, una indumentaria compuesta por estolas de lana blancas con seis cruces de seda negra o roja que se portan sobre el pecho y hombros.