El rey Carlos III reaparece sonriente en el Domingo de Resurrección
A la salida de la misa privada, el monarca se acercó a saludar personalmente al público.
El rey Carlos III del Reino Unido reapareció en público este domingo por primera vez desde febrero, cuando comunicó que tenía cáncer, para asistir a una misa en la iglesia de San Jorge del castillo de Windsor, tras lo cual felicitó la Pascua a los ciudadanos.
Tanto a su llegada con Camila al templo de la residencia real como a la salida, el soberano de 75 años se dirigió con semblante relajado y sonriente a las personas que se habían congregado a sus puertas desde horas antes.
Fuentes del palacio de Buckingham -residencia oficial del monarca en la capital británica- indicaron que, si bien esta comparecencia no significa que el rey vaya a retomar sus labores públicas, sí pretende señalar que su tratamiento oncológico avanza de manera positiva.
Un gesto para dar confianza
El 5 de febrero, el palacio comunicó que Carlos III había sido diagnosticado de un cáncer no especificado, descubierto tras una operación de próstata agrandada en enero, y que se retiraría de la vida pública hasta próximo aviso, aunque mantendría sus labores de despacho.
El 11 de febrero, acudió con su esposa a la iglesia de su residencia campestre en Sandringham (este de Inglaterra) y desde entonces solo se le había visto en foto o en vídeo, además de un audio que se difundió este jueves con motivo de la ceremonia anual de Royal Maundy.
Por eso su asistencia este domingo al servicio religioso anglicano de Semana Santa había generado una gran expectación, a la espera de constatar dentro de lo posible su estado de salud.
Carlos III y Camila llegaron en torno a las 9.45 GMT a la iglesia de San Jorge y al salir del coche saludaron desde lejos a la multitud. Al felicitarle a distancia la Pascua una ciudadana, él respondió: "Igualmente".
Los reyes vistieron de oscuro para la ocasión, ella con un vestido verde de Anna Valentine y sombrero de Philip Treacy, junto con un broche de esmeraldas y diamantes que perteneció a la fallecida Isabel II.
A la salida de la misa privada, ambos se acercaron a saludar personalmente al público.
"Felices Pascuas" y "espero que no hayan cogido frío" fueron algunas de las palabras que el soberano compartió con los asistentes, además de recoger un escrito que le entregó una señora y dar la mano a numerosas personas procedentes de dentro y fuera del Reino Unido.
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