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Enterrado por error a miles de kilómetros de casa: el caso del canadiense muerto en Cuba

Su fallecimiento solo sería el comienzo de una experiencia, ya por sí misma dolorosa, llena de confusión.


La vida de la familia Jarjour no volvió a ser la misma desde que Faraj, de 68 años, decidió echarse un chapuzón con su hija Miriam en el mar turquesa de la paradisíaca playa cubana de Varadero el pasado 22 de marzo.

Poco después, el hombre, quien en 2016 huyó con su esposa e hijos de la guerra en Siria para iniciar su vida desde cero en la ciudad canadiense de Laval (provincia de Quebec), murió de un infarto.

Su fallecimiento solo sería el comienzo de una experiencia, ya por sí misma dolorosa, llena de confusión, de acuerdo con el relato que ha hecho la familia a medios canadienses.

El cuerpo fue recogido por un coche común –a falta de uno fúnebre o una ambulancia– ocho horas después del deceso. Durante todo ese tiempo permaneció cubierto por una sábana sobre una tumbona en la playa.

Pero no fue hasta semanas después que la historia se torció por completo.

Cuerpo equivocado

Poco antes de que al fin se realizara el funeral en Laval -programado para el domingo pasado- y ya con el cuerpo al fin repatriado, tras haberse desembolsado 10.000 dólares canadienses (7.310 dólares estadounidenses) para que lo enviasen de vuelta a casa, la funeraria alertó a la familia que el cuerpo en el ataúd no era el de Faraj.

Los trabajadores de la empresa encargada de embalsamar el cadáver, siempre según el recuento de los Jarjour a la prensa canadiense, notaron inmediatamente que el cuerpo enviado por las autoridades cubanas no coincidía con las fotografías del fallecido.

El cuerpo era, al menos, 20 años menor, tenía cabello –Faraj era calvo– y tenía tatuajes.

Horas después trascendió en la prensa de Montreal que se trataba, en realidad, de un ciudadano ruso enviado por error por la aseguradora estatal cubana Asistur, que hasta el momento no se ha posicionado públicamente sobre el asunto.

En medio del desconcierto, la ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Mélanie Joly, conversó el miércoles con su homólogo cubano, Bruno Rodríguez, sobre el caso.

Poco después, Rodríguez escribió en X que las autoridades isleñas estaban investigando lo sucedido y expresó sus "condolencias y disculpas" a la familia del ciudadano canadiense por el "desafortunado incidente".

Un día después, las autoridades canadienses comunicaron a los Jarjour que los restos habían sido enviados por error a Rusia, donde habían sido enterrados en una localidad al norte del país euroasiático.

Nueva repatriación

Más de un mes después del fallecimiento del patriarca, sus hijos y esposa ahora deberán esperar para que el cuerpo de Faraj sea desenterrado y repatriado a Canadá.

Hasta este viernes se desconoce la identidad y el destino del cadáver del ciudadano ruso enviado por error a Canadá.

Por lo pronto, el Gobierno norteamericano le ha pedido a los Jarjour comprensión y paciencia. Y, según la cadena pública CBC, ya les ha reembolsado los 10.000 dólares a la familia.

"No tenemos otra opción, es un error de los cubanos. Es seguro que no estamos bien. Mi madre no se siente nada bien", aseguró Miriam a la CBC.

La salud de Dina Ghoulam, casada con Faraj Jarjour desde hace 35 años, ha empeorado en el último mes, sobre todo con los giros de guion que se han acumulado desde el fallecimiento de su esposo.

Turismo en Cuba

En los últimos años, Canadá y Rusia han sido los principales emisores de turistas en Cuba, cuyo sector es considerado como un motor de su economía.

En el primer trimestre de 2024, la isla recibió 809.238 visitantes internacionales, un cuarto de su objetivo anual, gracias al aporte de los 399.272 viajeros de Canadá, principal fuente de vacacionistas, seguidos por los 75.386 rusos, el doble que el mismo periodo de 2023.

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