Rescatan a siete nicaragüenses que estaban siendo explotadas en España
Las nicaragüenses eran llevadas a España con la promesa de que les ofrecerían un trabajo
La Policía Nacional de España rescató siete mujeres nicaragüenses que estaban siendo explotadas laboralmente en este país.
Las nicaragüenses fueron rescatadas durante el operativo llamado “Operación Nicarama” en el que además detuvieron a cinco miembros de la red criminal que las explotaba, cuyos líderes eran un grupo de nicaragüenses y españoles.
Según la Policía, los explotadores estaban perfectamente estructurados y dividían su actividad delictiva en dos fases. La primera fase consistía en la captación de las mujeres en Nicaragua y la segunda era transportarlas y alojarlas en España, donde les conseguía un trabajo para luego explotarlas.
De acuerdo con el comunicado que emitió la Policía de España, una nicaragüense de 47 años, se encargaba de la captación de las víctimas en su país de origen, donde les ofrecía trabajo como asistentes del hogar en ese país.
“Bajo la promesa de venir a España y conseguir un trabajo digno como empleadas de hogar, les compraban un billete de avión y les suministraban dinero en efectivo para realizar el cruce de la frontera, con el fin de garantizar su entrada como turistas”, explica el comunicado policial.
De acuerdo con el informe policial, las mujeres eran llevadas hasta Bilbao, donde las alojaban en un sector llamado “Tres Mil Viviendas”, en este lugar las víctimas vivían en condiciones insalubres donde convivían hasta 15 en un mismo apartamento.
La Policía española además explicó que los explotadores les pedían a las víctimas las escrituras de sus viviendas o la de sus padres a cambio del billete de avión y el dinero en efectivo que les prestaban para poder ingresar a España como turistas y llegando al país, les decían que su deuda era de 7,000 euros y que a partir de ese momento los intereses iban corriendo y que debían pagar o les quitarían la propiedad.
Las víctimas además tenían prohibido buscar trabajo por cuenta propia y, en el caso de que lo obtuvieran, la organización les descontaba 500 euros de su nómina cada mes. Además, aunque tuvieran un trabajo en el que podían quedarse a dormir, les seguían cobrando la cama que habían dejado libre en las Tres Mil Viviendas.
Las mujeres no podían denunciar la situación por miedo porque las tenían amenazadas además que eran vigiladas todo el tiempo.