Desempleo e incertidumbre, la realidad de muchos nicaragüenses exiliados en Costa Rica
Esto según experiencias recopiladas por el colectivo de derechos humanos Nunca Más.
El acceso a la alimentación, al trabajo, seguridad social, a una vivienda digna, sigue siendo un sueño por alcanzar para las y los nicaragüenses en Costa Rica, asegura Braulio Abarca, miembro del colectivo de derechos humanos Nicaragua Nunca Más.
Según el activista de derechos humanos, esta dura realidad de muchos nicas se debe al fuerte impacto de la crisis de salud que vive el vecino del sur, pues los sectores laborales en los que se desempeñan los exiliados han sido seriamente afectados por la pandemia.
Según Abarca, usualmente la población nicaragüense que migra a Costa Rica se ubica en cinco sectores laborales: el doméstico, de transporte, agricultura, sistema de seguridad y la construcción.
“La pandemia vino a parar todas las construcciones, a eliminar la contratación de personal doméstico, además la agricultura se ha detenido. La seguridad ha disminuido, hay centros comerciales que han tenido que despedir a su personal”, confiesa Braulio.
Las consecuencias económicas de la pandemia no solamente la enfrentan los exiliados, sino también las personas nicaragüenses que han migrado a Costa Rica en busca de un mejor futuro económico. Las mujeres han sido gravemente afectadas en su economía, los indígenas y afrodescendientes también han sentido el golpe de la pandemia, pues según Abarca, muchos de ellos han tenido que migrar de provincias centrales hacia zonas rurales para hacer trabajos de hasta 12 horas al día para lograr sobrevivir.
“Hemos recibido denuncias y testimonios de situaciones completamente inhóspitas (desagradables) en las que vive la población. El llamado a las autoridades costarricenses que recuerden que hay personas solicitantes de refugios, que no se olviden de nosotros”, expresó Abarca.
Una mínima parte de los exiliados tiene acceso a derechos básicos en Costa Rica. En tanto, asegura que los nicaragüenses siguen retornando al país sin garantías de seguridad, sin derechos humanos y con falta de empleos.
Hasta agosto de 2020, la Agencia de la ONU para los refugiados ACNUR, informó que Costa Rica acogía a “casi el 80 por ciento de todos los refugiados y solicitantes de asilo de Nicaragua que han huido de las violaciones de derechos humanos y la persecución, rondando las 81.000 personas”.