Imagen de Cortesía

Imagen de Cortesía

"Con una frase no se gana al pueblo", afirma monseñor Álvarez

El obispo de Matagalpa dirigió un mensaje a los políticos del país


Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa, durante su homilía de este domingo, recordó a los políticos que es con acciones que se gana al pueblo y no con frases.

El obispo pidió a los nicaragüenses escuchar la voz de Dios, para encontrar discernimiento en la construcción de una nueva nación.

“Los verdaderos libertadores vienen del silencio del desierto, no de la prisa porque con una frase no se gana un pueblo, ni con un disfrazarse de poeta, a un pueblo hay que ganarlo con respeto, un pueblo es algo más que una maleta perdida en la estación del tiempo esperando sin dueño a que amanezca, con una frase no se gana un pueblo, ni con una palmada en su paisaje, ni con un aprender de su lenguaje, ni con una canción que impregne el odio”, dijo Álvarez.

El líder religioso lamentó que últimamente en Nicaragua se estén levantando voces que transmiten odio, desesperanza, miedo, agitación, protagonismos indefinidos y una cultura contra la vida.

“Cuántos defienden la muerte en el seno de la madre, irrespetando el derecho básico y fundamental de la vida del inocente, siendo que si se falta a ese derecho humano, todos los otros derechos son también vulnerados e irrespetados y violentados, hay voces que igualmente se alzan contra la familia tal y como Dios la fundó en el Génesis”, manifestó Álvarez.

El jerarca católico al inicio de la misa dominical en la Catedral de San Pedro, en Matagalpa, agradeció el ninisterio de tres años que realizó en esa diócesis Fray Javier Lemus en la parroquia Inmaculado Corazón de María y la iglesia San José.

“Como bien sabemos le fue impedida su entrada a Nicaragua por las autoridades de Migración, vaya hasta Fray Javier nuestro agradecimiento, nuestro cariño, nuestra fraternidad y solidaridad”, expresó el religioso.

Actualmente varios obispos de Nicaragua han confirmado que a los sacerdotes extranjeros, las autoridades de la Dirección General de Migración los obliga a renovar su residencia en país cada tres meses y no cada cinco o un año como lo contempla la ley.