Obispos advierten sobre "violencia institucionalizada" en Nicaragua
Según la CEN, la delincuencia común y la violencia institucionalizada han aumentado en el país
La Conferencia Episcopal de Nicaragua advirtió sobre la "violencia institucionalizada" que vive el país, que el próximo día 18 cumplirá tres años inmerso en una crisis social, política y de derechos humanos, que ha dejado cientos de muertos, y de la que organismos humanitarios responsabilizan al Gobierno.
"Vemos cómo aumenta la delincuencia común y la violencia institucionalizada, acompañada de leyes punitivas que no solucionan estos problemas y más bien conducen a condenas selectivas", señaló el Episcopado nicaragüense, en un mensaje emitido a través de la Arquidiócesis de Managua, que preside el cardenal Leopoldo Brenes.
La preocupación del Episcopado, que en 2014 advirtió a Daniel Ortega sobre un estallido social si mantenía su Gobierno con mano de hierro, se dio en un año en el que se han incrementado los reportes de agresiones o detenciones de policías o civiles afines al Ejecutivo contra disidentes, así como los delitos contra mujeres, incluyendo feminicidios, además de condenas judiciales contra periodistas.
Las denuncias han incrementado conforme se acerca el día 18, fecha en que inició la llamada "revolución cívica" de Nicaragua, en la que miles de nicaragüenses salieron a las calles a protestar, primero por unas reformas a la seguridad social, y luego por los asesinatos, desapariciones o arrestos de cientos de personas por parte de la Policía Nacional en contra de los manifestantes.
El Gobierno ha dicho defenderse de un intento de "golpe de Estado fallido", del que no dio pruebas, reconoció 200 muertos, sin embargo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informó de 328 fallecidos.
En su mensaje, el Episcopado también destacó su preocupación por la crisis económica que desató el conflicto interno.
"Nos preocupan el desempleo, la carestía de la vida, los bajos salarios y la profundización de la pobreza que está a la vista", indicaron los obispos que en 2018, junto a sus sacerdotes, arriesgaron sus vidas para salvar las de cientos de manifestantes, a quienes les brindaron refugio en las parroquias.
Ese mismo año Ortega acusó a algunos jerarcas de "golpistas", y la Iglesia Católica, considerada perseguida en Nicaragua, ha sufrido diversos atentados, algunos de los cuales han merecido la condena del papa Francisco.