"La sangre de mi hijo no está en venta", dice papá de bebé asesinado en Nicaragua
Nelson Lorío denunció que la Policía lo torturó de manera psicológica mientras estuvo detenido
"La sangre de mi hijo no está en venta", dijo este viernes el nicaragüense Nelson Lorío, padre de un bebé de 14 meses que murió hace tres años en el marco de las manifestaciones contra el Gobierno de Daniel Ortega, en circunstancias aún no esclarecidas.
Lorío, padre de Teyler Leonardo Lorío, estuvo detenido entre el martes y jueves pasado en la Dirección de Auxilio Judicial de la Policía Nacional, conocida como el "Chipote", donde oficiales, según dijo, le preguntaron qué quería, y respondió: "la sangre de mi hijo no está en venta".
"Se cumplen 34 meses desde aquel oscuro Día del Padre (en Nicaragua, 23 de junio), ahora cínicamente quieren callar no mi voz, sino la tuya mi niño precioso, pero mi moral y dignidad es grande. Tu sangre no está en venta. La demanda de justicia, libertad y unidad debe ser más fuerte, porque #YoNoOlvidoAbril", escribió Lorío en un tuit, en el que publicó fotos con su hijo en vida y también fallecido, con la leyenda "Ni me vendo, ni me rindo".
Tras ser liberado por la Policía, el hombre escribió un primer mensaje en el que dio gracias a Dios por estar "más firmes y más dignos".
"Ningún delito inventado me va a detener en la búsqueda de la justicia y libertad de todos nuestros secuestrados políticos, porque aquí no se rinde ni se vende nadie. Viva Nicaragua, pronto libre", señaló.
El 23 de junio de 2018, en el marco de las manifestaciones antigubernamentales que estallaron en abril de ese año, el bebé fue alcanzado por una bala en medio de un ataque de fuerzas combinadas armadas, en los barrios del este de Managua, según sus familiares y testigos.
Los padres del bebé, que se exiliaron por un año en Costa Rica, regresaron a Nicaragua en octubre de 2019 para demandar justicia.
Lorío contó al medio digital Confidencial que fue golpeado y chantajeado por agentes policiales mientras estuvo en el "Chipote", considerado un centro de torturas por organismos humanitarios.
"Cuando se dieron cuanta quién era yo, me preguntaron que qué versión tenía de mi hijo y les dije que más bien me dijeran ellos su versión para darles la mía. Me mostraron un expediente de una investigación que empezaron el propio día de la muerte de mi hijo: el 23 de junio de 2018 y se terminó de investigar en octubre de 2018", relató.
Ese expediente "dice cosas que para mí me ofenden, porque no pasaron", aseguró Lorío, quien dijo que los oficiales también le presentaron un video con unas declaraciones suyas tergiversadas en el que lo hacían ver como que él había maltratado a su hijo.
"Me preguntaban constantemente que qué quería yo para que mi familia estuviera bien y que nos sintiéramos bien. Y mi respuesta fue sincera y le dije que sentía que me querían ofrecer algo y que el asesinato ni la sangre de mi hijo estaba en venta", sostuvo.
"No voy a vender la sangre de mi hijo ni la memoria y ellos pararon ese tipo de ofrecimiento", agregó.
Esa es la segunda denuncia en ese sentido que hacen familiares de las víctimas contra el Estado esta semana.
El miércoles pasado, el profesor Álvaro Gómez denunció en la vía pública que emisarios del Gobierno ofrecieron comprar su silencio por la muerte de su hijo, quien falleció de un disparo en el pecho durante las protestas.
El Gobierno no se ha pronunciado sobre esas denuncias que distintos familiares de las víctimas han hecho en diferentes oportunidades.