Crecida del río Lankrik deja incomunicados dos barrios en Bilwi, en la Costa Caribe Norte
Pobladores urgen de un puente en la zona.
Las constantes lluvias generadas por el paso de la onda tropical número 7 han provocado el desborde del río Lankrik, dejando incomunicados a los barrios San Judas y Nueva Jerusalén en el municipio de Bilwi, Puerto Cabezas, en el Caribe Norte de Nicaragua.
Ante esta situación, adultos y niños no pueden cruzar de un extremo a otro para asistir a sus actividades cotidianas de trabajo, la escuela, actividades en las iglesias y para abordar las unidades de transporte que salen de ambos barrios hacia la periferia.
Nuria, Zúniga, pobladora del barrio Nueva Jerusalén, aseguró que desde hace un año han hecho llamados constantes a las autoridades de la Alcaldía de Bilwi para que se les habilite de manera definitiva un puente de concreto en la zona, pero no han obtenido respuesta.
“Como docentes tenemos que ir a dar clases, no hay pasada. Cuando se llena todo esto no hay camino para salir”, declaró Zúniga al periodista Adonis Miranda de la plataforma digital de noticias Nicaragua Actual.
“Hacemos un llamado a las autoridades competentes para que nos ayuden, que vengan a ver. Hay bastantes personas que solo ven y se van, no dicen nada, no hacen nada. No sabemos hasta cuándo tenemos que estar aguantando esta situación, necesitamos nuestro puente”, demandó Zúniga.
De acuerdo a los pobladores, el puente de hierro que conectaba los dos barrios fue sustituto hace un par de años por la alcaldía de esa localidad por uno de madera que cedió ante las fuertes lluvias registradas el año pasado.
“Nosotros les insistimos que hicieran un buen puente, más bien dijo (la alcaldía) que estaban haciéndolo para mientras, rápido (el de madera) y esto pasó hace años. Creo que dos años funcionó el puente luego que se quebrara, dio su tiempo útil”, denunció un poblador que prefirió omitir su nombre.
La crecida del río no ha detenido a los llamados “semaneros” (trabajadores por cuenta propia) de ambos poblados, quienes al tratar de ganarse el sustento diario se ven obligados a cruzar a nado el río Lankrik, pese al riesgo de ser arrastrados por la corriente.
Con la persistencia de las lluvias en la zona, otro de los temores de los afectados es la proliferación de enfermedades diarreicas y mosquitos que transiten el dengue y la malaria.