Secuelas de un secuestro: cómo atender a la víctima y sus familiares
Las consecuencias pueden variar en dependencia de lo que vivió la víctima durante su encierro
La reinserción familiar, laboral y social es la parte más difícil por la que deben atravesar sobrevivientes a un secuestro, tal como lo han vivido algunos nicaragüenses que migran desde su país rumbo a Estados Unidos y son retenidos por el crimen organizado.
Fátima Navas, psicóloga e integrante del Grupo Psicología para Nicaragua, manifestó que, tras ser liberados, estas personas podrían padecer de trastornos del sueño, estrés postraumático, depresión, dificultades de auto valía por la pérdida de uno de los derechos básicos como es la libertad y dificultad de recuperar la autoconfianza y la autoestima.
“La persona puede revivir esos eventos y tener dificultades para poder interactuar, puede comenzar a tener desconfianza en los demás, ver una pérdida de valores, puede pensar que las personas que están alrededor le pueden hacer daño o hay nuevos temores que puedan vivir nuevamente ese evento”, dijo Navas.
La especialista aclaró que los daños post secuestro dependerán de lo vivido durante el encierro.
“Lo mejor es que traten de reencauzarse en sus actividades que tenía antes del evento, desde sus horarios, su círculo de amistades, es muy importante el apoyo familiar, si no tiene un trabajo pues una actividad ocupacional, algo que le permita a ir poco a poco conectándose con su entorno”, señaló Navas.
El psicólogo Renato Montealegre recomendó realizar terapias de choque ejecutadas por un especialista, que corresponde a enfrentar los miedos, revivir la experiencia, dejar que la víctima se desahogue y buscar de inmediato soluciones.
“Estas personas pueden sufrir delirios de persecución, un viaje hacia la venta puede significar un reto porque sienten que los van siguiendo, tendrán problemas para su reinserción, por ello la atención psicológica es necesaria”, indicó.
La psicóloga Fátima Navas resaltó que el daño psicológico durante el secuestro lo viven también los familiares, quienes deben recaudar los fondos para entregar el dinero que exigen los secuestrados a fin de que sus parientes sean liberados.
“Hay un peligro inminente de la vida, lo que va a provocar ansiedad y angustia en los familiares, hay una gran posibilidad de que esta persona ya no regrese con vida, ese tipo de pensamientos se deben atendesr, en ese momento es necesaria la unidad familiar”, dijo Navas.
Los familiares de las víctimas de igual forma pueden padecer de estrés y trastornos psicológicos, relacionados a las complicaciones para recaudar el dinero que piden para la extorsión, o bien por no cumplir con la meta establecida.