2022, un año complejo para las mujeres en materia de derechos y seguridad
El 2022 inició con varios femicidios, inaugurando así un año complejo para las mujeres, lleno de retos en materia de derechos y seguridad.
Los dos casos más recientes, el de la menor Britney Olivas, quien fue encontrada a orillas de la carretera Estelí-La Concordia; y la otra mujer es Marling Martínez Fenly, de 21 años de edad, encontrada flotando en las aguas del Río Coco del municipio de Waspam, Caribe Norte, ha despertado las alertas de la sociedad en general y de los defensores de derechos de la mujer.
Lo cierto, es que hay un trasfondo social, moral y cultural que data desde hace varias décadas y es casi un enemigo silencioso que construye comportamientos y patrones que luego marcan la vida de hombre y mujeres en la adultez.
María Teresa Blandón, activista Centroamericana y Coordinadora del programa Feminista La Corriente, adjudica esta ola de muertes a “la violencia machista” y asegura que la base de reproducción de la violencia “es la base de la cultura” llena de prejuicios contra las mujeres.
“Ha habido un incremento de femicidios y de intento de femicidios desde 2015 hasta la fecha y ahora hay más denuncias (…) es un problema estructural y la base de la reproducción de esa violencia, está una cultura que reproduce una serie de prejuicios que presenta a las mujeres como personas que tienen que subordinarse al interés de los hombres”, aseguró a Puntos de Vista la activista María Teresa Blandón.
Las leyes, asegura María Teresa, no dan las garantías de seguridad a las mujeres “la ley quedó sumamente debilitada”, porque tienen un nuevo reglamento que redujo su “importancia jurídica” y por ende la protección es ahora más “discrecional” para proteger a las víctimas.
El origen del problema
Para Keyla Largaespada, abogada y psicóloga, el problema tiene origen en la familia, por las relaciones de los padres y madres con los hijos y la crianza que puede llevar a un adolescente a cometer crímenes como el que cometió a inicios del mes de marzo el novio de Britney Olivas, adolescente de 17 años.
Se puede decir, desde su punto de vista, que los adolescentes que practican la violencia han vivido violencia en sus hogares o la han convivido con patrones de violencia, dan luces de malos comportamientos y cambios de humor que afectan el entorno.
El problema, según Largaespada, es que los adolescentes que cometen crímenes contra la mujer, son juzgados como adolescentes y no como adultos. Por consiguiente, están protegidos por el código de la niñez y la adolescencia.
“Por ser él (el novio de la víctima) adolescente y por contemplar que en el código de la niñez y la adolescencia existe la justicia especializada y aunque sea juzgado por la ley 779, a la hora de imponerse la pena, el código dice que la pena máxima son 6 años”, explicó la abogada.
Existe la preocupación de la especialista, pues este podría ser el primero de los casos y de ocurrir otro hecho similar, asegura que la ley del código de la niñez y la adolescencia “no es retroactiva” y siempre será juzgado por la misma tomando en cuenta el interés superior del adolescente aunque falte 1 mes para cumplir mayoría de edad.
Largaespada hizo un llamado a los padres de familia a prestar atención a los signos de cambios en el comportamiento de las adolescentes, para evitar hechos de violencia “nosotros como padres, como tíos, podemos observar y preguntar”.
Según el reporte de Católicas por el Derecho a Decidir, hasta marzo del 2022 se han reportado 12 femicidios, siendo la mayoría de las víctimas jóvenes de Managua, Jinotega y la Costa Caribe Sur y Norte.