Ernesto Alaniz / VOS TV
Familia venezolana busca recaudar 6 mil dólares para continuar su viaje desde Nicaragua
A diferencia de la mayoría de migrantes de paso, el deseo de esta familia es llegar a Canadá y no a EE.UU.
Jorge Rincones, originario de Venezuela, llegó este miércoles por primera vez junto a su hija de 7 años, al semáforo ubicado en la primera entrada a Las Colinas, en Managua. Su deseo es poder vender algunos de los chocolates que ofrece, para recaudar el suficiente dinero y así continuar su viaje hacia Canadá.
Rincones, de profesión abogado y exoficial de las Fuerzas Aéreas de Venezuela, necesita 6 mil dólares para continuar su viaje, puesto que llegó a Nicaragua con toda su familia, incluida sus hijas de 7 y 9 años y su esposa.
"De hecho que estaremos acá máximo hasta enero del próximo año, ya que estamos esperando nuestros pasaportes y otros papeles necesarios para llegar a ese país, en esos hemos invertido hasta 1,200 dólares, nos quedamos sin dinero", indicó con tristeza.
El venezolano reconoció que el sector del mercado El Mayoreo, es el que está más lleno de migrantes venezolanos y aunque actualmente paga renta en una vivienda del barrio Villa Reconciliación, distrito VI de Managua, decidió abandonar dicho sector casi exclusivo de sus coterráneos, debido a que se están convirtiendo en sitios de peligrosidad.
"Están empañando la imagen del migrante venezolano, cuando hay incluso coterráneos que se juntan con personas mal vivientes y sirven de distracción para que se le roben accesorios a los vehículos en semáforos", comentó Jorge.
A diferencia de la mayoría de venezolanos, su deseo en llegar a Canadá, porque lo considera un país más seguro.
Según Rincones, ha buscado trabajo en Managua para cumplir con su meta de recaudación, pero por falta de papeles migratorios no lo han aceptado.
Reconoció que Nicaragua se ha convertido en un país trampolín para migrantes, por la empatía que muestran sus ciudadanos con los migrantes, puesto que varios han tenido en algún momento que migrar.
Contó que fueron hasta cinco días y cinco noches, las que paso en la selva del Darién, que dividen Panamá y Colombia, en los que pensó no lograría su objetivo.
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