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Urge atención psicosocial a pobladores de Waslala tras femicidio

El hombre que incendió viva a su expareja en Waslala falleció la noche de este lunes en un hospital capitalino.


El trauma colectivo que dejó el reciente femicidio de una mujer en Waslala, quien falleció al ser quemada viva por su expareja, requiere de seguimiento psicosocial urgente y de acciones de prevención y atención de la violencia hacia la mujer en la zona, recomiendan expertos.

El femicida, Juan Manuel Brown, de 32 años, falleció la noche del lunes en el Hospital Fernando Vélez Paiz, en Managua, debido a las quemaduras que sufrió después de prenderle fuego a Luvis Vargas López, de 19 años.

El crimen se registró la mañana del pasado domingo en la vivienda de la víctima, en el barrio Carlos Agüero, en el municipio de Waslala, de la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte de Nicaragua.

Brown llegó a la casa de la joven, a quien roció con gasolina y la encerró en una habitación, provocándole quemaduras en más del 70% de su cuerpo.

Vargas López no pudo sobrevivir a las graves quemaduras y falleció dejando en la orfandad a dos niñas de 4 y 2 años, quienes quedaron bajo el cuidado de su abuela materna.

Trauma social

El psicólogo Renato Montealegre, explica que a nivel vecinal, el hecho provoca traumas en la población que conoció a las víctimas.

“Los vecinos quieren tras el hecho considerarlo como un hecho aislado, pero no piensan en las condiciones que se dieron para que sucediera la situación. El hecho que a nivel comunitario no se está dando la educación adecuada del respeto hacia la mujer”, agrega.

En cuanto a los menores de edad que quedaron en la orfandad por este crimen, podrían ser víctimas de depresión, ansiedad y desarrollar actitudes de desobediencia y rebeldía, indica el especialista.

“En la adolescencia podrían desarrollar trastornos por déficit de atención con hiperactividad y llegar a la adultez, desarrollando trastornos de personalidad, como ser narcisista y ser esquizofrénico si no hay una atención debida”, advierte.

Karla Nicaragua, asesora legal de la Asociación Quincho Barrilete, señala que el hecho puede provocar rencillas personales entre los familiares de la víctima y victimario, volviendo incluso la comunidad un sitio inseguro, en el que ningún vecino o vecina confié en otro.

“La comunidad va a quedar con un alto grado de temor, porque sin previo aviso o sin mostrar hechos de violencia previos pueda cometer un delito similar, activar la misma conducta; la gente es muy dada a amenazar, recordando un hecho, diciéndole a la persona ´te va a pasar como a la fulana´, eso no es bueno”, afirma.

A la experta le preocupa el cuido y crianza de las dos niñas, quienes, a pesar de estar momentáneamente con su abuela materna, debe el Ministerio de la Familia hacer una intervención que valore la salud física y mental de dicho familiar.

“No es cuestión de dejar la custodia de las niñas con cualquiera, hay que investigar que la persona que se va a hacer cargo esté con todas las herramientas emocionales y físicas para poder atender a las niñas, que no exista rencilla de su parte contra la familia del femicida”, sugiere.

Registros del observatorio de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD), 65 mujeres nicaragüenses han sido víctimas de femicidio en lo que va de este año, 45 dentro de estos casos se registraron dentro del territorio nacional y 20 en el extranjero.

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