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Desapariciones de niñas y adolescentes deben motivar a una alerta nacional

Algunas familias tras el rescate de las desaparecidas no amplían sus denuncias ante autoridades policiales, dice abogado.


Las constantes desapariciones de niñas y adolescentes en Nicaragua podrían estar vinculados a situaciones de violencia en el hogar considera la psiquiatra Gioconda Cajina. La especialista también ve necesario que instituciones gubernamentales e independientes elaboren planes para evitar que continúen ocurriendo este tipo de casos.

Este tipo de planes permitiría identificar cuáles son los factores impulsores de estos hechos y elaborar planes que ayuden a prevenir que caigan en trampas las adolescentes victimas de personas mayores de edad o eliminar otras causas que las empujan a irse del hogar, según la psiquiatra.

“Están al asecho los secuestradores o pedófilos de los padres descuidados, de los niños que viven humillaciones, torturas, alimentación, techo y estados críticos de pobrezas, en esas zonas vulnerables hay que establecer mayores vigilancias y desarrollar algún plan”, manifiesta.

El abogado Domingo Diogo, cree conveniente establecer un sistema de alerta nacional a través del cual las autoridades policiales u otras organizaciones puedan dar seguimiento a estas desapariciones, pero la falta denuncias siguen siendo una barrera.

Según el abogado una vez la niña y adolescente es encontrada muchas familias no revelan a las autoridades las causas de la desaparición y desisten de denunciar cualquier delito que pudiera haberse causado.

“Muchas veces mienten a las autoridades, talvez interponen la denuncia y si son los familiares quienes las encuentran luego llaman a la Policía y les dicen que estaba escondida donde un familiar y parte sin novedad, cuando a lo mejor si se escaparon con otra persona mayor de edad, allí hay delito, hay investigación que realizar, porque una menor de edad no tiene la capacidad de decidir con quién irse”, insiste Diogo.

“Las familias creen que de esa manera van a evitar un escándalo y manchar el apellido de la familia, pero es un riesgo, porque entonces el agresor va a creer que puede seguir cometiendo ese delito y las autoridades no están conociendo las razones de la huida de las niñas o si se trató de un secuestro por esa falta de información de las familias”, detalla.

Hasta el 8 de julio de este año se contabilizan en Nicaragua 23 casos de desapariciones de mujeres, niñas y adolescentes, según el Observatorio Las Venancias, documentadas de denuncias de familiares en redes sociales.

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