Referencial
Desapariciones forzadas de niñas y adolescentes persisten en Nicaragua
A nivel mundial los casos recientes han expuesto la creciente influencia de las redes sociales como una herramienta de doble filo.
El Día Internacional de los Desaparecidos, conmemorado cada 30 de agosto, destaca la preocupación global por las desapariciones forzosas, un fenómeno que afecta a personas de todas las edades y géneros, implicando a niñas y adolescentes en todo el mundo, incluyendo Nicaragua.
En el contexto nicaragüense, los casos de desaparición han mostrado una alarmante recurrencia, especialmente entre menores de edad, lo que subraya la vulnerabilidad de este grupo.
Karla Nicaragua, abogada y asesora legal de la Asociación Quincho Barrilete, enfatiza que las desapariciones no son un fenómeno aislado en Nicaragua, sino que forman parte de un problema global.
"Las desapariciones forzosas pueden tener múltiples causas, desde conflictos armados hasta la violencia familiar y el crimen organizado", apunta.
Según la especialista, la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas define estos casos como aquellos en los que una persona es privada de su libertad y su paradero es desconocido, una situación que también puede originarse en el contexto de migraciones irregulares.
Redes sociales, una herramienta de doble filo
A nivel mundial, los casos recientes de desaparición han expuesto la creciente influencia de las redes sociales como una herramienta de doble filo. Estas plataformas se utilizan tanto para denunciar desapariciones como para facilitar el contacto entre víctimas y perpetradores.
"Los niños, niñas y adolescentes están especialmente expuestos a estos riesgos cuando no se supervisa adecuadamente su interacción en línea", advierte la asesora.
Para los padres nicaragüenses, la abogada sugiere medidas preventivas clave, como la supervisión constante de las actividades en redes sociales de sus hijos, mantener una comunicación abierta sobre los peligros potenciales y asegurar que los menores comprendan la importancia de no compartir información personal ni establecer encuentros con desconocidos.
Estas precauciones son esenciales para reducir el riesgo de desapariciones, ya sean forzosas o voluntarias, y proteger a los menores en un entorno cada vez más digitalizado y expuesto a múltiples amenazas.
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