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Derrumbes en cráter del volcán Masaya no representan peligro, según geólogo

El coloso ha tenido actividad constante durante los últimos años, con especial énfasis en el cráter Santiago.


En los últimos días, el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) dio a conocer sobre la formación de grietas y pequeños derrumbes en el cráter Santiago del volcán Masaya, un fenómeno que ha generado preocupación entre la población que reside cerca de esta área volcánica.

Según el reporte, las fisuras, localizadas en el piso del mirador 2, al sur del cráter, tienen una dirección preferencial este-oeste y norte-sur, con gran profundidad y extensión. Este proceso podría aumentar la presión interna del sistema volcánico, lo que ha llevado a muchas personas a temer un evento mayor.

El geólogo y geofísico Eduardo Mayorga, experto en la actividad sísmica y volcánica del país, explica que este acontecimiento no es motivo de alarma.

Según el experto, los pequeños derrumbes y desprendimientos son resultado de un proceso natural y esperable en la evolución del volcán, destacando que estos eventos están dentro de los parámetros normales de la actividad volcánica.

Actividad constante

El volcán Masaya ha tenido una actividad constante durante los últimos años, con especial énfasis en el cráter Santiago. Eduardo Mayorga explicó que, a principios de año, el lago de lava que solía estar en el inter cráter fue cubierto por depósitos de caída provenientes de las paredes del cráter.

Estos materiales han obstruido parcialmente la vista de la lava y han reducido la emisión de gases en la superficie. Sin embargo, la actividad volcánica subterránea sigue su curso natural, lo que ha generado una serie de pequeños y microsismos.

Este proceso de desprendimiento de material de las paredes del cráter ha sido monitoreado de cerca por el Ineter y ha contribuido a la aparición de nuevas grietas en la zona.

Las fracturas más activas, como la localizada en la fumarola 2, siguen emitiendo gases volcánicos, lo que ha intensificado la incandescencia visible en las cámaras web instaladas en el mirador.

Subraya que estos desprendimientos no son inusuales, pero es crucial monitorear de cerca la actividad para entender el comportamiento del volcán a mediano plazo. A pesar de los derrumbes, las emisiones de gases y la mayor visibilidad de incandescencia, la actividad del Masaya sigue estando dentro de lo esperado para un volcán activo.

Habitantes sienten preocupación

A pesar de que los expertos han asegurado que la situación está controlada, muchos habitantes de las zonas cercanas al volcán Masaya sienten preocupación ante la posibilidad de una erupción.

El geólogo indica que este temor es comprensible, ya que este es un volcán rodeado de centros urbanos importantes, a diferencia de otros volcanes más aislados en el país, como el San Cristóbal o el Telica. Este hecho hace que cualquier actividad volcánica en Masaya sea más visible y cercana a la población.

El experto también señaló que el miedo se intensifica debido a la difusión de información errada y alarmista en redes sociales y ciertos medios no oficiales.

De acuerdo al especialista, algunas personas sin la formación adecuada han hecho predicciones irresponsables sobre posibles erupciones o movimientos sísmicos, lo cual ha generado una mayor incertidumbre en la población. “Es muy delicado emitir juicios técnicos sin tener una formación adecuada. Nadie en el mundo puede predecir con certeza la fecha de una erupción o evento sísmico”, enfatizó.

A esta preocupación se suma el factor climático. El Ineter advirtió que, con la llegada de lluvias intensas, la población cercana a los cauces y quebradas de los volcanes Concepción y Maderas, también debe estar alerta ante posibles flujos de lodo.

Estos fenómenos, conocidos como lahares o flujo de lodo volcánico, pueden ser desencadenados por fuertes lluvias en zonas volcánicas activas, lo que añade otro nivel de riesgo para las comunidades cercanas.

En cuanto al volcán Masaya, la lluvia podría influir en el proceso de erosión y desprendimiento de las paredes del cráter, lo que, en casos extremos, podría obstruir aún más el cráter y aumentar la presión interna del sistema volcánico.

No obstante, Mayorga aclaró que la probabilidad de un evento catastrófico sigue siendo muy baja, ya que el material emitido por el Masaya es de lenta movilidad y su impacto directo sobre las poblaciones sería limitado.

Ante esta situación, el geólogo recomendó a la población mantenerse informada únicamente a través de fuentes oficiales, como el Ineter, y evitar caer en alarmismos provocados por información no verificada.

Además, instó a las comunidades cercanas a los volcanes a estar atentas a las recomendaciones de las autoridades, especialmente durante la temporada de lluvias.

“El volcán Masaya está siendo monitoreado constantemente, y hasta el momento no hay motivos para entrar en alerta. La actividad está dentro de los parámetros normales, y aunque siempre existe el riesgo de derrumbes o pequeñas explosiones, no hay indicios de que se esté gestando una erupción mayor”, aseguró Mayorga.

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