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Polvo del Sahara frena ciclones en Centroamérica, según Ofena

Expertos coinciden en que el cambio climático está transformando los ciclos normales de lluvia.


El Observatorio de Fenómenos Naturales (Ofena) dio a conocer sobre la baja actividad ciclónica durante la temporada de huracanes de este año, un comportamiento que ha sorprendido tanto a expertos nacionales como internacionales.

Agustín Moreira, director de Ofena, señaló que, en pleno pico de la temporada, no se han detectado tormentas tropicales para los próximos siete días, lo que atribuye a una combinación de factores atmosféricos que han inhibido la formación de ciclones.

Según Moreira, la presencia de altas presiones en la atmósfera, combinada con el aire seco proveniente del Sahara y el polvo sahariano, ha creado condiciones desfavorables para la formación de tormentas tropicales.

"Estos factores han generado una atmósfera hostil para el desarrollo ciclónico, debilitando las probabilidades de que se formen tormentas", explicó.

Este patrón inusual ha sido objeto de análisis por parte de meteorólogos, ya que históricamente los meses de agosto y septiembre son los más intensos en términos de lluvias y formación de huracanes.

Cuatro ondas tropicales activas

Actualmente, se encuentran activas cuatro ondas tropicales: dos en el Atlántico, una en el Caribe y otra cerca de la costa este de Estados Unidos, sin embargo, las probabilidades de que estas ondas se desarrollen en ciclones son bajas, fluctuando entre el 10% y el 40%.

El meteorólogo indicó que, aunque estos sistemas generan nubosidad y posibilidades de lluvia, las condiciones para que se conviertan en tormentas tropicales son limitadas por la presencia de estos inhibidores atmosféricos.

En los últimos días, algunas zonas de Centroamérica han registrado lluvias intermitentes, pero la intensidad de las precipitaciones ha sido menor a la esperada. "Hemos visto eventos de lluvias fuertes con descargas eléctricas, pero con pocas precipitaciones continuas. Esto sugiere un cambio en los patrones meteorológicos que puede estar relacionado con el cambio climático", señaló el experto.

El impacto de estos cambios ha generado incertidumbre entre los meteorólogos a nivel global. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) está monitoreando estas anomalías, y se ha iniciado una reevaluación de los modelos climáticos tradicionales.

"Los modelos que se venían utilizando están siendo revisados, ya que las atmósferas superiores están mostrando cambios bruscos que los sistemas de pronóstico no habían anticipado", agregó el director de Ofena.

La baja actividad ciclónica no solo ha afectado el ritmo habitual de la temporada de huracanes, sino que también está alterando los ciclos normales de lluvias en la región.

"El cambio climático está teniendo un impacto directo en el comportamiento meteorológico. Las lluvias, que solían ser intensas durante agosto y septiembre, este año han sido menos frecuentes, y esto es algo que vamos a seguir viendo en los próximos años", advirtió el experto.

A pesar de la falta de tormentas en el corto plazo, subrayó que no se debe bajar la guardia, ya que los meses de octubre y noviembre podrían traer sorpresas.

"Es posible que veamos ciclones tropicales tardíos o cambios bruscos en el comportamiento del clima, lo que podría resultar en precipitaciones intensas o, por el contrario, en una disminución considerable de las lluvias respecto a los promedios históricos", explicó.

El meteorólogo destacó que la naturaleza es impredecible y que los modelos meteorológicos no siempre logran captar los cambios bruscos que pueden presentarse. "Muchos se preguntan por qué no llueve cuando se ha pronosticado. La realidad es que las atmósferas superiores son altamente volátiles, y el cambio climático ha añadido un nivel adicional de complejidad a las predicciones", afirmó.

Aunque las lluvias normales se esperan durante el fin de semana, con el ingreso de la onda tropical número 21, las probabilidades de desarrollo ciclónico seguirán siendo bajas.

De momento, la vigilancia se mantiene activa, y se continuará monitoreando cualquier cambio que pueda surgir en las próximas semanas en la región de Centroamérica.

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