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Leoneses listos para celebrar a San Jerónimo, entre cultura y tradición

Las actividades inician el 29 de septiembre con la procesión del santo, desde la catedral hasta la Iglesia de Sutiaba.


En la ciudad universitaria, León, el 29 y 30 de septiembre, los feligreses católicos son partícipes de una de las actividades religiosas que reúnen a buena parte de la población para celebrar a San Jerónimo en León.

Una festividad muy arraigada en la cultura local, la cual data de tiempos precolombinos y refleja un profundo sincretismo religioso, fusionando prácticas indígenas con la tradición cristiana, según detalla la narradora, pedagoga y escritora María Sandino Baus.

San Jerónimo tiene sus raíces en las celebraciones prehispánicas de Los Sutiabas, un pueblo indígena que adoraba al Sol como una deidad y que coincidían con el equinoccio de septiembre, entre el 21 y el 24.

Con la llegada de los españoles y su intento de cristianizar las prácticas religiosas locales, se adaptó la fiesta del santo cristiano para coincidir con estas fechas, eligiendo la festividad de San Jerónimo, cuyo día conmemora su muerte el 30 de septiembre del año 420, según Sandino Baus.

El sincretismo es evidente en la actividad actual. Aunque se ha cristianizado, conserva elementos de la celebración indígena original. La procesión del santo, que se realiza en una tarima y mantiene el simbolismo de las danzas tradicionales.

Los bailes frente a la imagen de San Jerónimo, así como el uso de un toro de juncos adornado con cintas de colores, son reminiscencias de las prácticas religiosas sutiabas. El toro, en particular, representa la continuación del espíritu festivo y la vitalidad de esta fiesta.

Inician celebraciones

Las actividades inician el 29 de septiembre, con la procesión del santo desde la catedral hasta la Iglesia de Sutiaba, donde se realiza la vela. El 30, tras la misa matutina, la imagen regresa a la catedral, en horas del mediodía.

Para los habitantes de León, esta fiesta es una manifestación de fe y agradecimiento. Los participantes no solo buscan mantener vivas las tradiciones, sino también expresar su devoción al santo. Para los leoneses es una forma genuina de rendir homenaje y solicitar favores divinos, según la escritora.

A diferencia de otras festividades similares en Nicaragua, como las de Masaya, que se extienden durante semanas, la celebración en León se concentra en estos dos días.

Sin embargo, tanto en León como en Masaya, se observa un patrón común de sincretismo y fusión cultural, donde las prácticas religiosas indígenas se entrelazan con las tradiciones cristianas.

Además de su significado religioso, estas actividades atraen a turistas y visitantes, destacando su importancia no solo como una tradición religiosa, sino también como un evento cultural significativo para la región, señala Sandino.

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