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Acoso escolar: seguimiento psicológico por parte de las escuelas es crucial

Para enfrentar este problema, especialista recomienda que las escuelas implementen estrategias.


La violencia y el acoso escolar, conocido también como bullying, continúan siendo problemáticas en Nicaragua que afectan a niños y adolescentes, generando consecuencias que pueden perdurar a lo largo de su vida.

A pesar de que en el país se han implementado diversas políticas y campañas para combatir este fenómeno, aún persiste en escuelas y redes sociales, y cada vez se reconocen más los efectos negativos que provoca en quienes lo padecen.

Arcángel Blanco, psicólogo, subraya la importancia de identificar señales de alerta a tiempo y de brindar un apoyo integral a las víctimas, que incluya un adecuado seguimiento psicológico.

Explica que el acoso escolar ya no ocurre únicamente en las instalaciones escolares, sino que se extiende al entorno digital, a través de mensajes en redes sociales, publicaciones en línea, memes y comentarios que muchas veces exponen a los menores, incluso cuando están en casa.

Añade, que las redes sociales se han convertido en una herramienta y, a la vez, un arma de doble filo.

"El bullying ya no solo ocurre en el salón de clases o en los pasillos de la escuela, sino que se extiende al entorno virtual, mediante mensajes de chat, publicaciones en redes, videos y memes,” menciona, destacando que esta situación puede hacer que las víctimas sientan que no tienen un espacio seguro.

La importancia de reconocer las señales de acoso

Para Blanco, reconocer las señales de acoso es crucial tanto para las familias como para los docentes. Las primeras alertas pueden incluir cambios en el comportamiento de los menores, como evitar ir a la escuela mediante excusas recurrentes, diciendo que están enfermos o mostrando ansiedad a la hora de prepararse para las clases.

Otro indicio importante es la pérdida frecuente de objetos personales, que puede deberse a intimidaciones en las que el acosador obliga a la víctima a entregar sus pertenencias.

Además, el psicólogo señala que las víctimas suelen experimentar problemas de sueño y de alimentación, junto con irritabilidad y un marcado aislamiento social, alejándose de amigos y familiares para evitar recordar o explicar sus experiencias.

Para enfrentar este problema, el especialista recomienda que las escuelas implementen dos estrategias clave: una preventiva y otra de intervención.

En el ámbito preventivo, sugiere la realización de charlas informativas y la creación de material visual como murales o carteles que sensibilicen a los estudiantes sobre las consecuencias del acoso escolar.

Esto, junto con la inclusión del tema en las clases, puede ayudar a que los alumnos comprendan la importancia de rechazar el bullying y aprendan maneras de enfrentarlo.

En el aspecto de intervención, Blanco insiste en la necesidad de contar con un protocolo adecuado para abordar los casos de acoso escolar, incluyendo la figura de un psicólogo o profesional capacitado para atender tanto a la víctima como al agresor.

Según el experto, esta atención es esencial para que ambos reciban el acompañamiento necesario sin que la víctima se sienta revictimizada o el agresor atacado. Además, sugiere que la familia debe formar parte del proceso, creando un entorno de apoyo que fomente la recuperación emocional del menor.

Concluye que el seguimiento psicológico es fundamental para ayudar a las víctimas a superar las consecuencias del acoso y prevenir traumas a largo plazo.

Asimismo, considera importante que los agresores también reciban orientación, de modo que comprendan el impacto de sus acciones y aprendan a comportarse con empatía y respeto hacia sus compañeros.

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