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Este 21 de diciembre, Nicaragua vivirá el día más corto y la noche más larga del año

Aunque los cambios no son tan extremos como en latitudes más altas, el fenómeno mantiene relevancia histórica y cultural.


El próximo sábado 21 de diciembre, Nicaragua experimentará el solsticio de invierno, un fenómeno astronómico que marca el día más corto y la noche más larga del año en el hemisferio norte.

Roger Cuadra, miembro de la Asociación Nicaragüense de Astronomía Aficionada “Los Cadejos”, explicó que este evento ocurre debido a la inclinación de 23.5 grados del eje terrestre y al movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol.

“Durante el solsticio de invierno, el Polo Norte se encuentra en su punto más alejado del Sol, mientras que el Polo Sur está más cercano, lo que provoca variaciones en la duración del día y la noche en diferentes regiones del planeta”, detalló.

En Nicaragua, aunque los cambios no son tan extremos como en latitudes más altas, el fenómeno mantiene relevancia histórica y cultural.

Según Cuadra, el solsticio de invierno tuvo gran importancia para los mayas, quienes lo utilizaban como referencia para cerrar su ciclo agrícola.

“Para ellos, este evento simbolizaba el renacimiento del Sol, y sus pirámides fueron diseñadas con tal precisión que, durante el solsticio, los rayos solares crean efectos visuales únicos”, señaló.

El solsticio también tiene implicaciones científicas interesantes. La inclinación de la Tierra, combinada con su traslación, genera fenómenos como el analema (curva) solar, un patrón que registra la posición del Sol en el cielo a lo largo del año.

Aunque este fenómeno requiere un seguimiento prolongado para ser observado, es un ejemplo del impacto de los movimientos terrestres en la percepción del cielo.

Cuadra aclaró que, aunque algunos eventos astronómicos como las lluvias de meteoros suelen coincidir con la temporada, no tienen relación directa con el solsticio de invierno.

“Las lluvias de meteoros están vinculadas al paso de la Tierra por rastros de cometas, mientras que los solsticios se deben únicamente a la inclinación y traslación del planeta”, explicó.

El solsticio de invierno, que ocurre cada diciembre, continúa siendo un fenómeno clave para comprender cómo los movimientos de la Tierra influyen en la luz solar que recibimos y en los ciclos que afectan nuestra vida diaria.