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Ahogamiento: séptima causa de muerte en niños de América Latina, según OMS

Esta problemática afecta de manera desproporcionada a los menores de cinco años.


En América Latina, el ahogamiento ocupa la séptima posición entre las principales causas de muerte en niños de 5 a 14 años, según un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Este alarmante dato cobra relevancia en un contexto donde la supervisión insuficiente y la falta de educación en seguridad acuática agravan el riesgo de tragedias.

El médico general Jorge Manzanares resalta que esta problemática afecta de manera desproporcionada a los menores de cinco años, quienes representan aproximadamente el 25% de las víctimas de ahogamiento.

“La supervisión constante es fundamental para prevenir estos incidentes, ya que los niños pueden ahogarse incluso en baldes con agua dentro de sus propias casas. No se trata solo de playas o piscinas; el peligro está en cualquier lugar donde haya agua”, advierte Manzanares.

Aunque las cifras son alarmantes, el informe de la OMS señala una deficiencia preocupante en la región: apenas el 22% de los países a nivel mundial han integrado programas de natación y seguridad acuática en sus currículos escolares.

La importancia de RCP

El Dr. Manzanares subraya que enseñar reanimación cardiopulmonar (RCP) a padres y cuidadores puede marcar la diferencia en situaciones críticas. Sin embargo, también advierte que esta técnica debe aprenderse adecuadamente.

“Realizar una RCP de forma incorrecta puede causar complicaciones graves, como fracturas de costillas o lesiones pulmonares. Es vital que quienes cuidan a los niños reciban capacitación formal para actuar con precisión y efectividad”, explicó.

En situaciones donde un niño ha sido reanimado, la atención médica inmediata es crucial para evitar complicaciones posteriores.

Según el Dr. Manzanares, es común que los menores puedan desarrollar problemas secundarios, como acumulación de líquido en los pulmones o infecciones, si no reciben el tratamiento adecuado.

“Después de la reanimación, el menor debe ser colocado de lado para facilitar la expulsión de agua o vómitos y mantenerlo tranquilo hasta que llegue el personal médico. Si no es posible contactar a emergencias, es indispensable trasladarlo de inmediato al centro de salud más cercano para evaluar posibles secuelas”, agregó el especialista.

El proceso médico incluye exámenes como radiografías de tórax para descartar lesiones internas, algunas de las cuales pueden derivarse incluso de la propia maniobra de reanimación, especialmente si se realiza sin conocimientos técnicos.

“La prevención siempre será la mejor estrategia. Mantener una vigilancia constante y educar a los cuidadores en técnicas de seguridad acuática puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte”, concluyó el Dr. Manzanares.