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Fecundidad adolescente en Nicaragua es la más alta de la región, dice la Cepal
Según el informe, Nicaragua supera a países como Honduras, Venezuela, Paraguay y Guatemala.
El Observatorio Demográfico 2024, publicado por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), destaca a Nicaragua como el país con la tasa de fecundidad adolescente más alta de la región.
Según el informe, en el grupo de mujeres de 15 a 19 años, Nicaragua presenta una tasa de 94 nacimientos por cada 1.000 mujeres, superando a Honduras (81 por 1.000), Venezuela (74 por 1.000), Paraguay (71 por 1.000) y Guatemala (68 por 1.000).
En contraste, países como Chile registran las tasas más bajas, con apenas 6 nacimientos por cada 1.000 adolescentes, seguido de Costa Rica y Uruguay (25 por 1.000) y Argentina (26 por 1.000).
A nivel regional, el promedio de fecundidad adolescente en América Latina y el Caribe es de 50 nacimientos por cada 1.000 mujeres, con diferencias significativas entre los países.
El informe subraya que, desde la década de 2000, la fecundidad en mujeres adolescentes y jóvenes de 20 a 24 años ha disminuido en todos los países de la región. Reducciones significativas se registraron en Chile (91%) y Costa Rica (70%) en América Latina, y en las Bermudas (95%) y Puerto Rico (82%) en el Caribe.
El Observatorio también analiza los cambios demográficos acelerados en América Latina y el Caribe, con énfasis en el envejecimiento de la población y sus implicaciones en la fuerza laboral y la demanda de cuidados. Según las proyecciones de 2024, la población de la región alcanzó los 663 millones de personas, un 3.8% menos de lo previsto en el año 2000.
Entre los factores no anticipados en las proyecciones iniciales se encuentran la mortalidad asociada a la pandemia de Covid-19 y el incremento en los movimientos migratorios, fenómenos que han influido en las dinámicas poblacionales de los últimos años.
Esta desaceleración en el crecimiento poblacional podría tener importantes repercusiones en diversos sectores sociales y económicos, como la fuerza laboral, la demanda de servicios públicos y la sostenibilidad de los sistemas de salud y pensiones.
La menor población proyectada también podría afectar la dinámica del mercado laboral y la capacidad de los gobiernos para generar políticas que respondan a las necesidades de una población que envejece rápidamente, lo que plantea nuevos retos para la región en términos de inclusión social y desarrollo económico.