Orígenes de la celebración de La Gritería
El novenario a La Purísima inicia cada año el 28 de noviembre y culminan el 7 de diciembre con la popular celebración en todo el territorio de Nicaragua de La Gritería.
Cada año, diciembre es un mes de fiesta para toda Nicaragua, especialmente para los departamentos de León y Granada y la ciudad de El Viejo, en Chinandega pues es durante esas fechas que se celebra con mucho fervor La Gritería, una fiesta religiosa de la Iglesia Católica en honor a la Inmaculada Concepción de María.
Tradicionalmente, todos los 7 de diciembre, la feligresía católica nicaragüense sale a las calles y visitan casa por casa diversos altares erigidos a la Santa Patrona del país a cuya imagen se le realizan rezos y cantos y en donde no puede faltar el popular grito de “¿Quién causa tanta alegría?” al cual todos responden: “La Concepción de María” .
El novenario a La Purísima inicia cada año el 28 de noviembre y culminan el 7 de diciembre con la popular celebración en todo el territorio de Nicaragua de La Gritería.
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Inicios
Algunos historiadores argumentan que fue en 1562 cuando la imagen de La Purísima llegó a Nicaragua de manos de Pedro Alonso Sánchez de Cepeda, quien era hermano de Santa Teresa de Jesús.
La historia precisa que Pedro Alonso hizo una parada de emergencia en el puerto de El Realejo (Chinandega), pues una tormenta impedía seguir su travesía final hasta Perú. En dicha travesía llevaba consigo la imagen de la Virgen de la Inmaculada Concepción.
Cuando quiso retomar su viaje, los pobladores del lugar quisieron que dejara la imagen de la Virgen y viendo que no podía hacer más nada al respecto, decidió dejarla en la zona. Sin embargo, fue en el departamento de León donde oficialmente empezó la tradición de los rezos a esta advocación de la Virgen María.
Hace 160 años, un 7 de diciembre y desde la Iglesia San Felipe de esta ciudad colonial fue monseñor Giordano Carranza quien instó a las personas a salir a las calles y hacer un recorrido casa por casa para rezarle a la Patrona de Nicaragua.
Una vez terminaban de rezar, era común que la casa anfitriona regalara dulces típicos y bebidas típicas, así como frutas a los asistentes. Con el pasar de los años, esta festividad se extendió a diversos sectores del país.