María Midence / Margin Pozo
Tiene síndrome de Down y rompió las barreras de la discapacidad para cumplir sus sueños
María Midence, se convirtió en el alma de la empresa donde trabaja y aseguran que atiende a sus clientes mejor que cualquier ejecutiva
Como toda futura mamá, María Elena Miranda, esperaba con ansias el nacimiento de su hija, quien lleva el mismo nombre. Durante los 9 meses de embarazo, no quiso realizarse una ecografía, para saber el sexo de su bebé, porque quería que fuese una sorpresa para ella y su esposo. En este proceso de espera, todo transcurrió́ normal.
El día más esperado había llegado, nace María Elena Midence. Fue un asombro para la familia saber que vino al mundo con síndrome de Down; y aunque fue difícil el proceso de aceptación de parte de los papás, desde el primer día la amaron más que a su propia vida; se convirtió en la niña de sus ojos. Tuvo una infancia como cualquier otra niña. Asistió al colegio, participaba en actividades culturales y compartía con sus compañeros de clase y culminó la secundaria con muchas aspiraciones laborales.
Soñaba con tener un empleo y ser independiente.
El 1 de septiembre de 2016, llegó a su vida la oportunidad que tanto anhelaba. En Casa McGregor, una empresa que ofrece soluciones integrales al sector productivo e industrial de Nicaragua. Estaban buscando a una persona con discapacidad para el área de atención al cliente.
Entre tantas solicitudes que recibieron, el perfil que más les gustó fue el de María Elena, comenta Alba Roni, gerente de “Felicidad Laboral y Recursos Humanos” de Casa McGregor.
Desde el primero día de sus labores, María Elena demostró ser aplicada y responsable. Se levanta temprano todos los días para asistir al trabajo y únicamente falta cuando está enferma o tiene vacaciones.
Sus compañeros de labores expresan que ella, es el alma de la empresa. Es quien, con una sonrisa les cambia el día, cuando están desanimados. Atiende a los clientes mejor que cualquier ejecutiva de ventas y es la que anima las actividades con su carisma y talento.
Durante los tres años que lleva laborando, ha demostrado compromiso y lealtad, a la vez, que la discapacidad no es impedimento para ejercer un trabajo.
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