Sacerdote hondureño entrega su ministerio a comunidades indígenas de Nicaragua
Lleva seis años y medio de evangelización en Siksayari, una comunidad miskita en la Costa Caribe Norte.
Con una maleta llena de sueños, hace seis años y medio el sacerdote católico de origen hondureño, Luis Elvir Sabilón partió de Managua. Su destino: la comunidad indígena Siksayari, localizada en el municipio de Waspan, de la Región Autónoma Costa Caribe Norte.
Llegó hasta esa remota región con la misión de construir una parroquia, desde entonces ha entregado su ministerio sacerdotal y corazón a estas comunidades indígenas, donde además de compartir el evangelio, busca aportar a la dignificación de la vida de los habitantes.
El sacerdote reconoció que no fue fácil readecuarse a su nueva vida, en esta comunidad de origen miskito, porque estaba acostumbrado a las comodidades de su ciudad natal, San Pedro Sula, en Honduras y tras algunos años de misión a Managua, pero al llegar a la comunidad indígena lo único que tenía era una casa levantada sobre pilotes de madera.
“Solo he sido instrumentos de Dios, por méritos propios no hubiéramos podido hacer la misión; hemos iniciado sin nada, sin agua potable, ni luz eléctrica”, rememoró el sacerdote.
Son 509 kilómetros y tres días de viaje los que separan a Siksayari de Managua, los que se viajan no solo por carretera, sino también a través del Río Coco, una ruta que ese religioso ha conocido muy bien en los últimos años en su misión de construir este templo católico, ahora nombrado como Parroquia Jesús de la Divina Misericordia.
Nicasio salomón, feligrés católico y habitante de Siksayari, contó que antes la visita de los sacerdotes era una vez al año, por las distancias que recorrían.
“Éramos una capilla solamente atendida esporádicamente, ahora estoy agradecido porque al pasar el tiempo, se ha convertido en parroquia, ha sido la voluntad de Dios”, mencionó.
La idea de crear esta parroquia se le ocurrió a Monseñor David Albin Zywiec Sidor, obispo de la Diócesis de Siuna, fallecido en enero del 2020; quien pidió a su vez colaboración a Monseñor Fortunatus Nwachukwu, en ese momento nuncio apostólico en Nicaragua y a Monseñor Leopoldo José Brenes, arzobispo de la Arquidiócesis de Managua.
Elvir, quien en ese momento fungía como vicario parroquial de la Iglesia San Judas Tadeo, en Managua, por petición del cardenal se embarcó en la travesía. Posteriormente, se unió el padre Luis Andrés Maya, de origen ecuatoriano.
“No podían acceder directamente a los sacramentos por la lejanía en la que se encontraban, hablo de los muchos matrimonios que se han hecho, 15 matrimonios en la parroquia prácticamente 3 por año, los muchos bautismos que se han hecho, las confirmaciones y las situaciones en estado de emergencia cuando están enfermas las personas se le puede dar la unción de los enfermos”, dijo el religioso.
El proyecto no solo les dio un lugar a los 3,200 habitantes de Siksayari para congregarse, sino también, proyectos para la dignificación de su vida, como le llama Elvir, por el acceso al agua potable y otros servicios básicos.
Gladyz Rodríguez, feligrés católica y habitante, explicó que antes recogían agua para beber, cocinar y para las tareas domésticas de los arroyos cercanos, sucios, sin tratamiento y sin saneamiento.
“A traído al pueblo agua potable, agua que ha traído a esta montaña donde se están beneficiando todas las familias, además la creación de una casa materna, además y están llevando a cabo la educación a través de un colegio”, manifestó.
Según el Elvir, la propuesta de los benefactores y organismos no gubernamentales (ONG) que le apoyan, era crear solamente dos pozos de agua potable para la parroquia, un hecho que vio incongruente tomando en cuenta que el resto de habitantes no poseían este servicio básico.
“Les dije que sería un poco egoísta de parte de la iglesia, que solo nosotros tuviéramos agua o tengan que venir las personas a traer agua hasta aquí; entonces en esta historia larga le he dicho yo, ‘y si le ponemos agua a las 256 casas´, me dicen ´está un poco difícil, pero vamos a intentarlo´, ya se ha hecho una pequeña represa, se ha hecho la distribución de agua a cada una de las casas”, indicó.
En materia educativa también ha colaborado, en la construcción de un colegio, que actualmente posee cuatro aulas de primaria, en dónde se atienden a 100 niños y niñas de la comunidad.
Elvir comentó que hay un colegio público en la comunidad, pero tenía en ese momento algunas deficiencias en el sentido de la preparación de los profesores y de material didáctico.
“Queríamos colaborar con esa escuela y la manera que hemos visto es poniendo una escuela, y que con las capacitaciones que nosotros damos a los profesores, también ayudar a los demás profesores de esa escuela, que se puedan preparar, es como una colaboración mutua que nos ha funcionado”, mencionó.
Una preocupación actual en la comunidad son tres años seguidos de sequía, lo que ha dificultado la seguridad alimentaria en la zona, según el religioso.
“Pero tenemos un fondo de emergencia para la situación de riesgos, como huracanes, inundaciones y también aquí hay muchos problemas de sequía, ahora mismo cumplimos tres años de malas cosecha y hay que ver cómo le podemos ayudar a los hermanos”, añadió.
Pero las necesidades no acaban en esta zona y hay proyectos a futuro que el padre Luis Elvir junto a sus colaboradores desean poner en marcha próximamente.
“Queremos poner en marcha la construcción de una casa de convivencia, construir un sitio de atención a niños, niñas y adolescentes y que pueda servir de refugio en tiempo de las tormentas, de huracanes y otros fenómenos”, agregó.
Según Rodríguez, de forma verbal la comunidad parroquial a pedido a las autoridades analizar la construcción de una carretera, que conecte a Siksayari con los municipios de Wiwilí y Waspan, los dos más cercanos, y que toman hasta dos días para movilizarse hacia ellos en botes.
“Esta zona está muy lejos de las demás cabeceras, todas las comunicaciones están bien difícil por medio acuático, pero habíamos pensado en que pueda abrirse una carretera apoyada por los ministerios que hacen este trabajo”, refirió la feligresa católica.
La atención no es solamente en la Parroquia Divina Misericordia de Siksayari, sino también en 11 capillas en distintas comunidades, incluidas dos de ellas en Honduras.
Elvir, quien es sacerdote de la Arquidiócesis de Managua, aún no sabe por cuánto tiempo más se extenderá su misión, pero asegura que desea vivirla al máximo.
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