El coplero leonés que busca promover el arte y cultura
Norman Ramírez es un referente en el arte de las coplas y por hacerse acompañar de su gigantona “Rachell”.
Desde los seis años, Norman Ramírez comenzó a andar en las calles de León con una pequeña gigantona elaborada con cuatro palos, un bote de leche y una cara pintada en un pedazo de papel. “Así andábamos en las calles con tambores de pichingas…” rememora.
El reconocido coplero y actual divulgador de la Asociación Folklórica Viva León Jodido, recuerda que no le gustaba andar con la gigantona ni el enano cabezón porque era cansado, entonces decidió hacer coplas y así “empecé a gustar en el ámbito cultural al público en general, comencé a recorrer Nicaragua coplando”.
Hoy en día, no puede decir con exactitud cuantas coplas ha realizado, ya que se sabe muchas y la mayoría del tiempo improvisa en el momento. Reconoce que para lograr estas composiciones poéticas “se debe estudiar a fondo lo que se quiere decir, hay que saber identificar la actividad en la que se está”.
Gigantona Rachell
Ramírez cuenta con su propia gigantona que lleva por nombre “Rachell” en honor a su hija.
“Los dueños de gigantonas le tienen un amor sentimental, aquel que verdaderamente tiene una por amor a la cultura, por amor al arte, no por negocio”, comenta.
Para poder realizarla fue donde don Chico Pérez, un tradicionalista antiguo de León que ha realizado por años cabezas de gigantonas que ya tienen una gran trayectoria en la ciudad. Sin embargo, no todo fue color de rosa, ya que también debía realizar el cuerpo, comprar los tambores y cambiar el pelo de saco por uno de cabuya que mantuviera lo tradicional.
Un arte callejero presente en la “Gritería Chiquita”
La gigantona es una burla a la conquista española y el baile folklórico que representa a los leoneses. Actualmente, se puede disfrutar esta pieza cultural en ciertas fiestas del año como "La Purísima" y la "Gritería Chiquita".
Cada 14 de agosto, en la plaza Juan José Quezada de León, desde las cinco de la tarde, se encuentran organizadas en hileras a esperar que el obispo de la diócesis salga a la puerta principal a dar el grito de ¿Quién causa tanta alegría? Y los feligreses respondan ¡La Asunción de María! Posteriormente, suena la sirena de la ciudad y empiezan los fuegos artificiales, mientras las gigantonas bailan entre el son de los tambores, los faroles y las coplas dedicadas a la Virgen.