La cirugía contra "la epidemia de la obesidad" puede ser un arma también contra el cáncer
Según la OMS, la obesidad no para de crecer y ya afecta a 650 millones de adultos, 340 millones de adolescentes y 39 millones de niños.
La cirugía contra "la epidemia de la obesidad" no solo ayuda a bajar peso y erradicar enfermedades asociadas, como la diabetes o la hipertensión, que "en muchos países representan una de las principales causas de muerte", sino que también puede convertirse en una potente arma contra el cáncer, asegura a EFE el bariatra mexicano José Antonio Castañeda.
"El 40 % de las personas con sobrepeso y obesidad tienen mayor predisposición al cáncer, por lo que esta cirugía se ve en un futuro como una alternativa para disminuir esa posibilidad, sobre todo con los cánceres de útero, colon, próstata y mama, que están relacionados con la obesidad. Es otro de los beneficios que se acaban de encontrar en la cirugía para la pérdida de peso", explica.
Castañeda, que operó a Juan Pedro Franco, acreedor del récord Guinness como el hombre más obeso del mundo, cuando llegó a pesar 600 kilogramos, participa en el congreso mundial Federación Internacional de Cirugía de la Obesidad y Trastornos Metabólicos (IFSO) que concluyó este viernes en Nápoles (sur de Italia) y donde se ha presentado un reciente estudio de la Universidad de Utah (EEUU) sobre el tema publicado en la revista Obesity.
La investigación muestra que los pacientes con obesidad grave sometidos a cirugía tienen un 25 % menos de riesgo de desarrollar tumores, incluidos los no relacionados con la obesidad, mientras las mujeres operadas tienen incluso un 41 % menos de riesgo de desarrollar tumores relacionados con la obesidad, según se explica en la web del IFSO, en el que los mayores especialistas abordan las últimas innovaciones para tratar la obesidad.
"Sobre todo se estudian las técnicas quirúrgicas, pero también el aspecto emocional o el nutricional, ya que el manejo de la obesidad obliga a un enfoque multidisciplinario, que incluye a cirujanos, nutricionistas, psicólogos, internistas" con "el mismo objetivo, que el paciente baje de peso y se erradiquen enfermedades como diabetes e hipertensión, que en muchos países representan una de las principales causas de muerte".
Castañeda, con más de 20 años de experiencia y que ha llevado a cabo más de 15.000 cirugías bariátricas sobre todo en México, país que se encuentra en los primeros lugares de obesidad a nivel mundial, recuerda que este año la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que "la única opción viable y contundente para acabar con el sobrepeso no son los fármacos, no son las dietas, no es el ejercicio, solo la cirugía de pérdida de peso".
Y se muestra convencido de que los Gobiernos van a tener que disponer en el futuro de "más infraestructura, herramientas y cirujanos para responder a la obesidad porque se trata de una epidemia mundial".
Según la OMS, la obesidad no para de crecer y ya afecta a 650 millones de adultos, 340 millones de adolescentes y 39 millones de niños. Por ello, estima que, en el año 2025, unos 167 millones de personas gozarán de peor salud por motivos de sobrepeso u obesidad, explica el especialista.
Japón es el país con menos incidencia de obesidad, de entre el 2 y el 4 %, mientras que México y EE.UU, con cerca de un 75%, se "pelean" por el primer puesto, explica el doctor, que también ayudó a Dayana Camacho, la adolescente más obesa en el mundo, que con 14 años pesaba 195 kilos.
"Lo que más nos preocupa son los niños y los adolescentes, pues también se ve una cantidad enorme con sobrepeso y obesidad, y ya se han hecho diagnósticos tempranos de diabetes mellitus en menores".
Castañeda destaca que América Latina, con países muy afectados por la obesidad, como México y Brasil, presenta "un porcentaje alto comparado con las naciones aquí en Europa, donde ayuda mucho la dieta mediterránea", mientras que allí "es habitual el consumo de azúcar, de harinas, de grasas, de alimentos con alto contenido calórico".
El doctor comenta a EFE que se mantiene en contacto con Franco, el hombre más gordo del mundo, que cuando se hizo cargo de su caso y pesaba 600 kilos se encontraba en "condiciones bastante deplorables", pues "no se podía mover, era diabético e hipertenso, necesitaba oxígeno para respirar y dormir sentado".
"Pudo sobrevivir gracias a la cirugía bariátrica", con la que perdió 250 kilos, enfatiza, al explicar que después continuó la pérdida de peso y ahora "camina por sí solo, su diabetes está controlada y no necesita oxígeno", por lo que "puede hacer su vida de forma independiente".
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