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¿Cómo debe ser la relación padre e hijo cuando la pubertad llega?

Este periodo marca un hito significativo en la vida de los hijos y para los padres representa desafíos emocionales.


Ser padres no es tarea fácil. A medida que los hijos van creciendo irán experimentando muchos cambios y la pubertad es una de las etapas en la que hay que aprender a llevárselos de la mejor manera.

Pubertad o pubescencia es el momento de la vida cuando el niño o una niña madura sexualmente, suele ocurrir entre 10 y 19 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Este periodo marca un hito significativo en la vida de los hijos, y para los padres, representa un período de ajustes profundos y desafíos emocionales.

Heidi Valle, coach comunicacional y madre de una adolescente de 14 años, refiere que la base de una relación sólida durante la pubertad radica en la comunicación.

"La llave de oro es la comunicación", añade la especialista, destacando la importancia de construir este vínculo desde una edad temprana.

Para ella, la empatía tanto hacia los adolescentes como hacia uno mismo es esencial, ya que los hijos a menudo construyen muros frente a sus padres en un intento por diferenciarse.

"Lo que menos quieren es parecerse a mamá o papá", explica, subrayando la necesidad de negociar y escuchar activamente, incluso en los momentos de mayor estrés.

“Los adolescentes están en una época donde ellos no saben quiénes son, ellos son lo que sus padres dicen que son, por ello la comunicación asertiva, positiva es primordial en la construcción de su personalidad”, destaca Valle.

Advierte contra la improvisación en la comunicación y aboga por normas claras y negociadas que promuevan un ambiente de amor y rigor, esenciales para guiar a los hijos hacia un futuro positivo.

Madre y comunicadora

Por su parte, Norma Castellón, comunicadora social y madre de un hijo de 14 años, comparte su perspectiva sobre cómo enfrentar esta etapa crucial con comprensión y firmeza.

Resalta la importancia de la autoridad y la consistencia en la crianza durante la pubertad. "Cuando se pierde la autoridad en el hogar, viene el descontrol".

Para ella, respetar los gustos individuales de los hijos mientras se mantienen los valores cristianos fundamentales es crucial para mantener el equilibrio.

Así mismo, hace hincapié en la necesidad de ser padres presentes, haciendo malabares entre la vida profesional y familiar para asegurar una guía constante y estable para sus hijos.

Ambas expertas coinciden en que la pubertad no solo representa un cambio físico en los hijos, sino también emocional y social.

“Cuando se pierde la autoridad en el hogar es allí donde viene el descontrol, si somos firmes y constantes con ellos, vamos a cultivar excelentes relaciones”, comparte Castellón.

Y es que durante esta etapa, los adolescentes enfrentan presiones y desafíos que pueden poner a prueba la relación con sus padres.

Aunque la pubertad presenta desafíos únicos, es también una oportunidad para fortalecer los lazos familiares y apoyar el desarrollo emocional y social de los hijos.

Al aplicar principios de comunicación empática y autoridad equilibrada, los padres pueden ayudar a sus hijos a enfrentar estos cambios con confianza y seguridad, preparándolos para un futuro prometedor y estable.

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