Principales causas del sarpullido en los niños y cómo tratarlo
Este problema en la piel puede aparecer por diversas razones, desde reacciones alérgicas hasta infecciones.
Cuanto se tiene niños en el hogar, hay que estar atentos a los diferentes cambios en su piel o alguna señal que nos alerte de que algo no anda bien, desde un rasguño hasta enrojecimiento en la piel.
El sarpullido es una afección común en los niños y puede causar preocupación en los padres. Se presenta como una erupción en la piel que puede variar en apariencia, desde pequeños puntos rojos hasta áreas más extensas de piel inflamada.
Estadísticas y datos del Ministerio de Salud (Minsa) revelan que aproximadamente el 20% de las consultas pediátricas están relacionadas con problemas dermatológicos, incluidos diversos tipos de sarpullido.
“El sarpullido es un enrojecimiento en la piel, ronchas o granos y hay que ver de qué manera se distribuye y en que época del año se presenta. Debemos de preocuparnos desde el momento que aparece una lesión en la piel y que luego ya no desaparece, porque usualmente estas lesiones desaparecen bastante rápido”, afirma el Dr. Yasser Guerrero, médico especialista en pediatría.
Esta afección puede presentarse de varias formas, dependiendo de la causa subyacente y los síntomas comunes incluyen: enrojecimiento y picazón, aparición de ampollas o pústulas, piel seca y escamosa, hinchazón o dolor en la zona afectada. Así mismo, estas lesiones pueden variar según la edad del niño.
“Por lo menos en los recién nacidos sale con una ronchita, con un sarpullido y estas desaparecen con tan solo el baño diario y la limpieza. En los niños más muchas veces hay un sarpullido asociado a la comida, entonces hay brotes inmediatos como alergia. Y el otro que se presenta cuando estuvo expuesto a alguna sustancia que irritó la piel y que eso empezó a ser una escama o algún enrojecimiento”, destaca Guerrero.
Causas y tratamiento
En cuanto a las causas de esta patología existe varias, sin embargo, Guerrero afirma que la más común es la viral o bacteriana y esta va en dependencia de los factores ambientales.
“Sarpullido asociado a fiebre es de preocuparse y de actuar inmediatamente porque a como puede ser una infección viral como coxsackie virus (enfermedad de manos, pies y boca) puede ser bacteriana, que son las más comunes en estas edades. Así mismo, tomar en cuenta que en época de verano es totalmente distinta tener un sarpullido que en invierno, ya que puede ser causada por una lesión de sol o de uso de piscina y en invierno se debe a Las bajas temperaturas, propias de la época”, añade.
Otras causas pueden ser: por alergias, que está relacionada con la dermatitis de contacto; es decir, por reacción a sustancias como jabones, detergentes o plantas. También por alergias alimentarias, la cual puede causar urticaria y otras formas de sarpullido.
El calor y sudoración, se da por miliaria (sarpullido por calor), el cual ocurre cuando las glándulas sudoríparas se bloquean, causando pequeñas ampollas y picazón.
Otra causa es por enfermedades autoinmunes y genéticas, la cual se da por eccema (dermatitis atópica), la cual provoca por piel seca y con picazón, a menudo hereditaria o psoriasis, enfermedad crónica que causa manchas rojas y escamosas.
Tratamiento para este problema
El tratamiento del sarpullido en niños depende de su causa. El especialista recalca que para prevenirla se debe mantener a los niños frescos y bien hidratados para evitar el sarpullido por calor.
Así mismo, usar ropa de algodón y evitar materiales sintéticos que irriten la piel. Identificar y evitar alérgenos conocidos, así como mantener las uñas cortas para evitar lesiones por rascado. Y si el menor es alérgico a algún alimento, el médico recomienda a los padres que al menos tres veces se le dé el mismo alimento al bebé para detectar si esta provoca algún tipo de reacción.
El sarpullido en niños es una condición frecuente en Nicaragua, influenciada por factores ambientales y de salud específicos del país.
La clave está en identificar la causa para proporcionar el tratamiento adecuado. Mantener una buena higiene y consultar al pediatra son pasos fundamentales para asegurar el bienestar de los pequeños.
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