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Sinovitis transitoria, una condición que afecta principalmente a los niños

El dolor y la cojera son parte de los síntomas que aparecen de manera repentina.


Un día, un niño se va a la cama sin ningún problema aparente, pero a la mañana siguiente despierta cojeando y con dolor en una cadera. Este tipo de situación, alarmante para los padres, puede estar relacionado con un trastorno conocido como sinovitis transitoria, una afección que principalmente afecta a niños pequeños.

El Dr. René Urroz, especialista en ortopedia y traumatología, explica que la sinovitis transitoria es una inflamación temporal de la membrana sinovial de la cadera, usualmente observada en niños de entre dos y siete años. "Es una condición relativamente común y a menudo sigue a una infección viral menor, como un resfriado", señala el especialista.

El dolor y la cojera aparecen de manera repentina y, aunque suelen ser unilaterales, en raras ocasiones pueden afectar ambas caderas. En la mayoría de los casos, el estado general del niño es bueno, sin fiebre ni otros síntomas sistémicos, lo que ayuda a diferenciarla de otras patologías más serias.

El diagnóstico se basa en una combinación de historia clínica y exámenes complementarios. "Realizamos análisis de sangre para evaluar los marcadores inflamatorios y a menudo usamos ultrasonidos para descartar acumulaciones de líquido en la cadera", detalla. Afortunadamente, la sinovitis transitoria suele resolverse con reposo y analgésicos, sin dejar secuelas.

No obstante, la importancia de un diagnóstico preciso radica en la necesidad de distinguirla de otras condiciones más graves como la artritis séptica. Esta última, aunque presenta síntomas iniciales similares, viene acompañada de fiebre, un estado general deteriorado y resultados anormales en los análisis de laboratorio, como una elevación significativa de los glóbulos blancos y otros marcadores inflamatorios.

La artritis séptica requiere una intervención quirúrgica inmediata para evacuar el pus y administrar antibióticos, evitando así el daño permanente a la articulación. "En países con índices de pobreza como Nicaragua, los niños son más susceptibles a infecciones bacterianas que pueden complicarse y llevar a esta situación crítica", advierte.

En resumen, el dolor de cadera en los niños, aunque a menudo benigno, requiere una atención cuidadosa para descartar condiciones serias y asegurar un tratamiento adecuado y a tiempo.

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