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El infarto en adultos: una emergencia médica crítica

Los infartos siguen siendo una de las principales causas de muerte entre los adultos en Nicaragua.


En Nicaragua, los infartos siguen siendo una de las principales causas de muerte en 2024, manteniendo una tendencia alarmante desde los últimos años. En 2023, se registraron 5,094 muertes por infarto, lo que representó un pequeño incremento en comparación con 2022.

La tasa de mortalidad por infartos en Nicaragua muestra una tendencia preocupante y se han identificado factores de riesgo como el tabaquismo, la diabetes, la hipertensión, el sedentarismo y las dietas altas en grasas saturadas como contribuyentes significativos a esta problemática de salud​. El infarto además se produce por una obstrucción de las arterias.

La historia familiar de enfermedades cardíacas también juega un papel crucial en la predisposición a este evento.

El infarto, también conocido como infarto agudo de miocardio (IAM), es una de las principales causas de muerte en adultos a nivel mundial.

Este grave evento ocurre cuando se obstruye el flujo sanguíneo hacia una parte del corazón, generalmente debido a la formación de un coágulo en una arteria coronaria. Sin un suministro adecuado de oxígeno, el tejido cardíaco comienza a morir, lo que puede llevar a complicaciones graves o a la muerte si no se recibe tratamiento inmediato.

“Por ejemplo, llega un momento en el que, por una situación de estrés, esa placa se rompe y el contenido lipídico graso que hay dentro de esa placa se combina con la sangre lo que genera un proceso coagulante que obstruye el flujo de sangre y si esta no pasa al tejido, luego de esa obstrucción éste muere, produciendo el infarto”, resalta el Dr. Ángel Morales, cardiólogo internista.

Factores de riesgo

El especialista también afirma que “la mayoría de los infartos se da por esos factores de riesgo que son mal controlados tales como: presión alta no controlada, diabetes y sustancias o bebidas energizantes, entre otros”.

Los síntomas de un infarto pueden variar, pero comúnmente incluyen dolor intenso en el pecho, que puede irradiarse hacia el brazo izquierdo, la mandíbula o la espalda.

Otros síntomas pueden ser dificultad para respirar, sudoración excesiva, náuseas, vómitos, mareo o pérdida del conocimiento. Es importante destacar que algunas personas, especialmente las mujeres, pueden experimentar síntomas atípicos, como fatiga inusual o malestar general.

“Las mujeres principalmente acuden a consulta mucho tiempo después de que se haya producido el infarto ya que dejan pasar el tiempo por el hecho que son más tolerantes al dolor”, destaca Morales.

Prevención y tratamiento

La prevención es clave para reducir el riesgo de infarto. Adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta balanceada, ejercicio regular, evitar el tabaco y controlar los niveles de estrés, puede disminuir significativamente las probabilidades de sufrir un infarto.

Además, es crucial realizar chequeos médicos periódicos para monitorear factores de riesgo como la presión arterial y los niveles de colesterol.

Subraya Morales que “la clave del tratamiento del infarto es el de destruir ese coágulo que esta obstruyendo el paso de sangre para que el tejido se nutra. Si lo hacemos de forma rápida se puede recuperar la persona; sin embargo, si dejamos pasar el tiempo ese tejido va a morir y no hay nada que hacer”.

En caso de sospecha de un infarto, es vital buscar atención médica de inmediato. Los tratamientos incluyen el uso de medicamentos para disolver el coágulo, procedimientos como la angioplastia para abrir las arterias bloqueadas, y en algunos casos, cirugía de bypass coronario.

La rapidez en la intervención médica puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

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