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Más de 23 mil nicaragüenses han fallecido por infarto en los últimos cinco años

Uno de los factores emergentes en el aumento de infartos en jóvenes es el consumo de bebidas energéticas.


El infarto agudo de miocardio es una de las principales causas de muerte a nivel mundial, y Nicaragua no es la excepción. En los últimos cinco años, más de 23 mil personas en el país han sufrido un infarto, según datos del Ministerio de Salud (Minsa).

Esta cifra, que sigue en aumento, refleja una alarmante tendencia que afecta tanto a adultos mayores como a jóvenes, en su mayoría por factores prevenibles.

Aunque muchas personas asocian los infartos únicamente con los mayores de 40 años, los casos en personas más jóvenes han ido en ascenso.

¿La razón? Una combinación de malos hábitos alimenticios, sedentarismo, estrés, el consumo de drogas, y el uso excesivo de bebidas energéticas, factores que han aumentado el riesgo entre personas de 30 a 35 años.

El cardiólogo Ángel Morales explica que, si bien el infarto se puede desencadenar por un historial genético, la mayoría de los casos están relacionados con malos hábitos de vida.

“La dieta del nicaragüense promedio está compuesta en un 85% por carbohidratos como arroz, frijoles, tortillas y papas. Esto, sumado a la falta de ejercicio y el consumo excesivo de alcohol y tabaco, crea las condiciones perfectas para que se produzcan obstrucciones en las arterias”, comenta Morales.

¿Cuándo ocurre el infarto?

El infarto ocurre cuando las arterias coronarias se obstruyen por placas de colesterol, impidiendo que el oxígeno llegue al corazón. Sin embargo, este proceso no ocurre de la noche a la mañana.

Las placas pueden comenzar a formarse incluso en la niñez, y con el tiempo, el riesgo aumenta por factores como la hipertensión, diabetes y obesidad. “Lo más importante es la prevención”, subraya Morales.

“Es alarmante ver que personas jóvenes, sin un historial familiar directo de infarto, están comenzando a sufrirlo debido a sus hábitos. La prevención incluye el control de la presión arterial, evitar el tabaquismo, moderar el consumo de alcohol, y reducir el uso de estimulantes como bebidas energéticas.”

Uno de los factores emergentes en el aumento de infartos en jóvenes es el consumo de bebidas energéticas. Aunque muchas personas las usan para mantenerse activas durante la noche o en el gimnasio, su consumo excesivo puede descontrolar la presión arterial y aumentar el ritmo cardíaco, lo que pone en riesgo a quienes ya son propensos a problemas del corazón.

A menudo se asocia el infarto con un dolor intenso en el pecho, pero no siempre es tan evidente. Algunos pacientes experimentan solo una molestia o incomodidad, falta de aire o fatiga al caminar distancias cortas.

En mujeres y personas diabéticas, estos síntomas pueden ser aún más difíciles de reconocer.

“Es fundamental que ante cualquier síntoma sospechoso se busque atención médica de inmediato. Entre más rápido se atienda un infarto, mayores son las posibilidades de que el paciente se recupere sin daños permanentes”, advierte Morales.

El reto más grande para la población nicaragüense es cambiar sus hábitos de vida. Aunque la comida tradicional rica en carbohidratos es accesible y económica, es necesario hacer ajustes para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas.

Consumir más frutas, verduras y proteínas magras, junto con una rutina de ejercicio regular, son pasos cruciales para mantener el corazón saludable.

“El problema no es solo de las personas mayores o con antecedentes familiares. Todos debemos ser conscientes de nuestros hábitos y comenzar a hacer cambios antes de que sea demasiado tarde. Un infarto no espera, y la prevención es nuestra mejor arma”, concluye el especialista.

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