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Helicobacter pylori, la bacteria silenciosa que puede afectar el estómago

Esta infecta el revestimiento del estómago y afecta a aproximadamente a la mitad de la población mundial.


La Helicobacter pylori (H. pylori) es una bacteria en forma de espiral que vive en el revestimiento del estómago y es conocida por su papel en el desarrollo de diversas enfermedades digestivas.

Descubierta en la década de 1980, su impacto en la salud humana ha sido objeto de múltiples estudios debido a su estrecha relación con condiciones como la gastritis crónica, úlceras gástricas y duodenales, así como ciertos tipos de cáncer gástrico.

“No toda la población tiene esta bacteria. Sin embargo, estadísticamente en el mundo un poco más del 50% incluidos niños, adultos y ancianos está infectada con esta bacteria, lo que la convierte en una de las infecciones bacterianas más comunes”, advierte la Dra. Esther Seoane, médico general.

La prevalencia varía considerablemente según la región, el nivel socioeconómico y las condiciones de higiene. Una de las particularidades más notables es su capacidad para sobrevivir en el ambiente extremadamente ácido del estómago.

“Lo logra a través de la producción de una enzima llamada ureasa, que convierte la urea en amoníaco, neutralizando el ácido y permitiendo que la bacteria se adhiera a la mucosa gástrica sin ser eliminada”, destaca Seoane.

Esta adaptación le permite colonizar el estómago durante largos períodos, lo que puede desencadenar una respuesta inflamatoria crónica.

Se adquiere comúnmente en la niñez, principalmente por los malos hábitos. Su transmisión ocurre principalmente por contacto directo con saliva, vómito o heces de una persona infectada.

Las vías fecal-oral y oral-oral son las principales formas de contagio, lo que hace que las malas condiciones de higiene y la alta densidad de población sean factores de riesgo para la infección.

Síntomas y tratamiento

Según la experta los síntomas principales que suele presentar es dolor abdominal, náuseas, pérdida de apetito, eructos excesivos, acidez o reflujo, pérdida de peso inexplicable.

Aunque no todas las personas infectadas desarrollan síntomas, esta patología está estrechamente vinculada a varias enfermedades importantes como: gastritis crónica, úlcera péptica, cáncer gástrico, linfoma MALT (linfoma de tejido linfoide asociado a mucosas), entre otros.

El diagnóstico de la infección por esta bacteria se puede realizar de varias maneras, ya sea por prueba de aliento con urea, análisis de heces, pruebas serológicas o endoscopia con biopsia.

El tratamiento para la infección consiste en una terapia de erradicación que combina antibióticos que reducen la producción de ácido en el estómago, ayudando a curar las lesiones y mejorar la efectividad de los antibióticos, su éxito depende de la adherencia al tratamiento y la resistencia bacteriana a ciertos antibióticos.

La prevención de la infección por la bacteria depende en gran medida de las buenas prácticas de higiene, señala la galena, tales como lavarse las manos regularmente, especialmente después de usar el baño y antes de comer, evitar el consumo de agua y alimentos contaminados y mantener condiciones sanitarias adecuadas en el hogar.

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