Peligros de una mala nutrición en la niñez
Los hábitos alimentarios se comienzan a desarrollar en los primeros tres años de vida del niño.
La obesidad infantil es un tema cada vez más recurrente en el mundo y la causa de otras enfermedades, como problemas cardíacos, diabetes tipo 2, así como sufrir problemas de ansiedad, depresión y baja autoestima.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2022, un total de 37 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso.
Esta entidad sanitaria, describe el sobrepeso y la obesidad como “la consecuencia de un desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto calórico”, que dicho de otra manera es un desbalance entre la alimentación y la actividad física que tenemos.
“En los primeros tres años de vida se comienzan a desarrollar los hábitos alimentarios a futuro del niño, para evitar estos problemas en nuestra niñez, la educación debe comenzar desde muy temprano”, explica la especialista Erika Gadea, nutricionista.
Causas de la obesidad
La correcta alimentación empieza desde el embarazo, con lo que la madre ingiere en este tiempo; continua con la alimentación complementaria y se desarrolla en la niñez cuando el niño sigue en crecimiento.
“El cuidado en cada momento es la clave para evitar estos problemas alimentarios porque cuando no hay una buena nutrición las enfermedades se presentan” comenta Gadea.
Las causas más pronunciadas de la obesidad infantil son el consumo de alimentos procesados con altos niveles de azúcar, grasas trans y sal, así como de bebidas azucaradas que son muy fáciles de adquirir por su amplia distribución, según datos de El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Recomendaciones
La OMS recomienda limitar la ingesta calórica de grasas saturadas y azúcar. Así mismo aconseja aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.
El sedentarismo es otra de las principales causas, sobre todo ahora con las pantallas porque “los padres prefieren darles el celular a los niños, en vez de dejarlos jugar y eso limita su desarrollo y le provoca problemas a futuro”, asegura la especialista.
Los adultos son el ejemplo de los niños, “imitan lo que los padres hacen” por eso el cambio comienza por uno mismo, dejando de comer los alimentos altos en grasas y azucares, y llevar una dieta que incluya los vegetales y frutas necesarias para el desarrollo.
Los niños muchas veces necesitaran un incentivo extra para comer más saludable, es cuestión de que los padres sepan cómo presentar las comidas, de formas creativas y visualmente atractiva para ellos.
Controlar lo que comen, desde la casa, pero también fuera de ella en entornos como el colegio no es solo necesario, si no también vital para la preservación de la salud de todos los niños, finaliza la especialista.