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Referencia
El 60% de la población mundial enfrenta problemas venosos y hemorroidales
Las hemorroides afectan del 3% al 27% de la población, prevaleciendo en hombres.
Alrededor del 60% de las personas a nivel mundial experimenta algún grado de insuficiencia venosa, y de estos, aproximadamente la mitad llega a desarrollar úlceras varicosas, las cuales pueden tardar entre seis y nueve meses en sanar con un tratamiento adecuado.
Además, cerca del 25% de los hombres padece de la enfermedad hemorroidal en algún momento de su vida, según el Dr. Douglas Paizano, epidemiólogo y diabetólogo.
La insuficiencia venosa es una afección caracterizada por la dificultad de las venas para devolver la sangre al corazón, lo que propicia la aparición de várices.
Este problema es más frecuente en mujeres y su incidencia aumenta con la edad, especialmente a partir de los 60 años. Factores como el tipo de actividad laboral, el tiempo que se permanece de pie, la obesidad, el tabaquismo y enfermedades como la diabetes también contribuyen a su desarrollo. El sedentarismo y una alimentación pobre en fibra son otros elementos que agravan la condición.
Para quienes ya padecen esta enfermedad, es fundamental realizar cambios en el estilo de vida. Dejar el cigarrillo, aumentar la ingesta de fibra y agua, y practicar ejercicios posturales son medidas clave.
El uso de medicamentos como el obesilato de calcio, la diosmina y la pentoxifilina puede ayudar a mejorar los síntomas. En casos más avanzados, se recomienda el uso de medias de compresión con distintos niveles de presión según la gravedad de la insuficiencia. Si la vena afectada supera los tres milímetros de diámetro, puede requerirse intervención quirúrgica.
En el caso de las hemorroides, se estima que su incidencia varía entre el 3% y el 27% de la población, con mayor prevalencia en hombres. Factores como la edad, el trabajo sedentario, el estreñimiento crónico, la diarrea frecuente y el levantamiento excesivo de peso favorecen su aparición. A nivel anatómico, todos los individuos poseen venas hemorroidales, pero la enfermedad surge cuando estas se dilatan en exceso debido a la presión prolongada, especialmente en la zona perianal.
Las hemorroides se clasifican en diferentes grados. A partir del segundo grado, pueden volverse evidentes; en el tercer grado, son reducibles, mientras que en el cuarto grado ya no lo son y pueden requerir cirugía. Aunque generalmente no generan dolor, pueden causar ardor, picazón y sensación de presión. Cuando se trombosan, es decir, cuando un coágulo de sangre queda atrapado en la vena inflamada, sí pueden volverse dolorosas.
El diagnóstico inicial se realiza mediante un examen físico que permite evaluar la tonicidad y consistencia del esfínter anal, así como la presencia de masas en la zona. También se deben descartar otras patologías, como el cáncer colorrectal, la colitis ulcerativa, la enfermedad de Crohn y los divertículos intestinales, ya que estos últimos pueden surgir por la misma causa que las hemorroides: el incremento de la presión interna.
Para ambas condiciones, el tratamiento depende de la severidad del cuadro clínico. En casos leves, el manejo puede ser conservador con cambios en la alimentación, actividad física y medicación específica. Sin embargo, en etapas avanzadas, puede requerirse intervención médica especializada.