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Retinopatía diabética ¿puede robarte la visión?

Sus síntomas aparecen de manera silenciosa y progresiva, afectando la visión de forma irreversible si no se trata a tiempo.


La retinopatía diabética es causada por daño a raíz de la diabetes y es una de las principales causas de ceguera a nivel mundial, ubicándose en el tercer lugar después de la catarata y el glaucoma, destaca Isaac Valverde, optometrista.

Esta enfermedad ocular es una complicación que afecta los vasos sanguíneos de la retina y puede derivar en una pérdida severa de la visión si no se trata a tiempo.

Según el especialista, todos somos propensos desde la primera edad hasta la adultez de presentar tanto una enfermedad como visual.

Esto subraya la importancia de la prevención y del control de enfermedades como la diabetes, que pueden desencadenar problemas visuales graves.

Síntomas y progresión de la enfermedad

Esta patología suele manifestarse de manera paulatina. "El paciente de repente mira oscuro, hay visión borrosa, pero eso se irá manifestando gradualmente", explica Valverde.

Además, pueden presentarse manchas en la visión que corresponden a coágulos de sangre que rompen el campo visual.

Los principales daños en la retina incluyen deterioro irreversible, intolerancia a la luz y visión borrosa. "De hecho, el paciente no lo puede corregir ni con ningún tipo de lentes", afirma el especialista, ya que no se trata de un problema refractivo (como la miopía o el astigmatismo), sino de un deterioro estructural en los vasos sanguíneos de la retina. En algunos casos, también pueden presentarse dolores de cabeza.

Causas y factores de riesgo

La aparición de esta enfermedad está directamente relacionada con los descontroles en los niveles de glucosa y con malos hábitos de estilo de vida.

El mantenimiento de un control glucémico adecuado, junto con una alimentación balanceada y ejercicio regular, puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar retinopatía diabética.

Afortunadamente, existen tratamientos oftálmicos que pueden ayudar a minimizar el impacto de la enfermedad. "Las manchas son coágulos de sangre que van a ir rompiendo el campo visual y lo que hace el tratamiento es eliminar o hacer más pequeñas las partículas para mejorar la visión", afirma el experto.

Entre los tratamientos más comunes se encuentran el uso de gotas oftálmicas y las inyecciones intraoculares, que pueden ayudar a frenar la progresión de la enfermedad.

La prevención y el monitoreo constante de la salud visual pueden marcar la diferencia entre mantener una visión saludable o enfrentar la ceguera irreversible. Consultar periódicamente con un especialista es clave para detectar cualquier signo temprano y actuar a tiempo.