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Melanoma, el enemigo silencioso del verano
Las quemaduras solares pueden duplicar y triplicar el riesgo de padecerlo.
Cuidar la piel en verano es fundamental para mantenerla saludable y evitar daños causados por la exposición al sol, el calor y otros factores ambientales.
Durante esta estación, los rayos ultravioleta (UV) son más intensos y pueden provocar quemaduras, envejecimiento prematuro e incluso aumentar el riesgo de cáncer de piel.
La Dra. Génesis Pérez, dermatóloga, advierte: “En todo el año en nuestro país tenemos la presencia de sol, sin embargo, en esta temporada es más intenso, ya que el sol pega de manera perpendicular a la tierra y es cuando más daño hace. Esto está asociado mucho al cáncer de piel, sobre todo el melanoma”.
Pero más allá de las quemaduras inmediatas, Pérez explica que el cáncer de piel es una consecuencia de varios factores, pero el principal factor que influye en nuestro riesgo es la exposición al sol a largo plazo y la edad, “en el envejecimiento, la piel va muriendo lentamente y no se recambia fácilmente. La piel, luego de los 30 años, cambia y empieza a expresar todos los daños del sol acumulados”.
Es importante saber que “las quemaduras solares pueden duplicar y triplicar el riesgo de padecer melanoma, que es el cáncer de piel más agresivo y que puede provocar incluso la muerte”, señala la dermatóloga.
Tipos de melanoma
Hay diferentes tipos de melanoma, pero el más común es el oscuro, que se manifiesta como lunares nuevos en edades en las que ya no deberían aparecer, como en la adultez.
Por eso, es fundamental prestar atención al llamado "ABCDE del melanoma": “A de asimetría, un lunar que no tiene forma pareja; B de borde, cuando es irregular; C de color, si presenta tonalidades desiguales como rojo o negro; D de diámetro, al superar los 5 o 6 mm; y E de evolución, ya que este tipo de cáncer puede cambiar en poco tiempo”, detalla Pérez.
Por otra parte, hay personas que tienen más predisposición a quemarse con facilidad. “Las personas con piel clara y ojos claros suelen ser las más propensas, ya que se queman fácilmente en el sol. Para ellas basta con estar unos 10 o 15 minutos en el sol intenso para sufrir quemaduras que pueden ser de primer o segundo grado, generando ardor, picazón, ampollas e incluso dificultar el descanso”, apunta la especialista.
Esto se debe a la melanina, un pigmento natural que actúa como protección solar interna, por tanto, las personas morenas tienden a broncearse más que a quemarse, porque tienen más melanina. Sin embargo, ambos tipos de piel pueden sufrir daños solares; en las pieles más oscuras, el proceso puede ser más lento, pero no por eso menos serio.
Recomendaciones
Para mantener la piel saludable, la dermatóloga recomienda mantenerla hidratada con cremas livianas o geles, y tomar al menos dos litros de agua por día.
Limpiar el rostro por la mañana y antes de dormir ayuda a eliminar impurezas, sudor y restos de productos. Además, conviene evitar exponerse al sol directo entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, usar gorros, lentes de sol y ropa liviana que cubra la piel.
Pérez advierte que las zonas más afectadas suelen ser “piernas, espalda, brazos o pecho, ya que son las que más se exponen cuando usamos trajes de baño en verano”.
Por tanto, el uso diario de protector solar es clave, incluso en días nublados. Debe aplicarse 30 minutos antes de salir y reaplicarse cada dos horas, especialmente si se está en piscinas, playas o el mar.
También aclara que todo lunar nuevo o incluso uno ya existente, pero que va cambiando debe ser motivo de alarma y sospecha, ya que el melanoma puede aparecer en cualquier parte del cuerpo y crecer rápidamente. Si no se detecta a tiempo, puede formar tumores grandes o manchas que no paran de expandirse.