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Bocio intratorácico: el crecimiento oculto que puede apretar tu respiración

Entre el 3 y 20% de los casos pueden ser malignos, destaca especialista.


El bocio es un crecimiento anormal de la glándula tiroides, estructura ubicada en la parte anterior del cuello. En la mayoría de los casos, este agrandamiento permanece en el cuello, pudiendo estar asociado a un aumento de la función tiroidea o mantener un funcionamiento normal. Sin embargo, existe una forma menos común y potencialmente más peligrosa: el bocio intratorácico.

Según el Dr. Carlos Núñez, cirujano de tórax, “se considera un bocio intratorácico cuando al menos el 25% del tejido tiroideo se encuentra dentro del tórax, por detrás del esternón o completamente dentro de la cavidad torácica”.

Esta variante se clasifica en dos grandes grupos: el bocio intratorácico falso, que representa el 85% de los casos y se origina en el cuello desplazándose hacia el tórax, y el bocio intratorácico verdadero, que constituye solo el 15%, y se desarrolla íntegramente dentro del tórax sin conexión con el cuello.

El especialista explica que “todo bocio intratorácico, tarde o temprano, va a causar compresión de estructuras vitales como la vía aérea y la vía digestiva, provocando síntomas como dolor, cansancio, disfagia (dificultad para tragar), ruido áspero al respirar e incluso la sensación de que la comida se queda atorada en el cuello o el pecho”.

Debido a estos riesgos, el tratamiento definitivo es quirúrgico.

¿Está relacionado con el hipertiroidismo?

Para Núñez, uno de los cuadros asociados es el hipertiroidismo, una condición en la que hay un exceso de producción de hormonas tiroideas. Esto puede manifestarse con pérdida de peso, ojos saltones (exoftalmos), debilidad emocional, temblores, sudoración excesiva, intolerancia al calor y la presencia de un bocio difuso.

El diagnóstico del bocio intratorácico requiere la evaluación médica, con palpación del cuello y estudios complementarios como radiografías de tórax y ecografías.

El médico advierte que, a medida que el bocio crece, ejerce mayor presión sobre la tráquea y el esófago, agravando los síntomas y afectando significativamente la calidad de vida del paciente.

¿Puede ser maligno?

En cuanto a las causas, el especialista señala que “la deficiencia de yodo es la más común, aunque también pueden influir enfermedades autoinmunes y causas oncológicas como el cáncer de tiroides. Entre el 3% y el 20% de los casos de bocio intratorácico pueden ser malignos”.

En estos casos, la glándula debe ser removida completamente y el tratamiento hormonal es más estricto: se utilizan dosis de supresión para mantener en niveles mínimos sustancias como la tiroglobulina o la hormona estimulante de tiroides.

Por el contrario, cuando se trata de una enfermedad benigna, el tratamiento consiste en dosis de reposición hormonal, que sustituyen la función de la glándula tiroides sin requerir supresión total.